El plan, en principio, pretende eliminar barreras arquitectónicas que dificultan, cuando no imposibilitan, la libre circulación de estas personas por nuestra ciudad, así como mejorar algunas de las infraestructuras ya existentes para que puedan ser disfrutadas también por estos ciudadanos.
No es la primera vez que se llevan a cabo este tipo de actuaciones. De hecho Cieza cuenta con unas calles en las que los semáforos con señales sonoras o los rebajes de las aceras en los pasos de cebra y señalizados en verde son habituales. Otra cosa es el mantenimiento de estas adaptaciones, tan deficiente en muchos casos que llegan a impedir literalmente el paso de una silla de ruedas o de un carro de bebé. Y para constatarlo no hay más que darse una vuelta por algunas de nuestras calles y verificar cómo sucesivos asfaltados u obras de alcantarillado han tenido como resultado que las rampas para bajar desde la acera a la calzada acaban en auténticos hoyos de los que luego es muy difícil lograr que salgan las sillas de ruedas o los carritos.
También hay que señalar que muchos de los edificios oficiales y de distintas administraciones o no cumplen suficientemente o incumplen por completo la normativa en este sentido. Se da el caso de escaleras que no tienen los correspondientes descansillos o cuyos escalones son demasiado elevados, edificios que carecen de ascensores para permitir el acceso a las plantas por encima de la baja, u oficinas en las que para entrar hay que salvar un escalón de considerable altura. Y lo peor de todo es que algunas de estas edificaciones son muy recientes, de tiempos en los que las actuales ordenanzas al respecto estaban ya en vigor. Aunque como suele ser habitual en nuestro país, pocas veces la realidad se adecúa a las ordenanzas. Sabemos que solucionarlo es caro; pero estoy seguro de que sería infinitamente más barato implementar estas infraestructuras, estos equipamientos, al construir los edificios. No se debería permitir bajo ningún concepto levantar edificios que no cumpliesen a rajatabla la normativa de accesibilidad. Y en los que ya están en funcionamiento, habría que plantearse seriamente acometer, aunque sea de forma paulatina, las reformas pertinentes.
En fin, que por una parte faltan infraestructuras o no se conservan las que hay como deberían conservarse. En este sentido los planes del Consistorio para mejorar y ampliar las ya existentes son más que bienvenidos. Pero en Cieza tenemos un problema añadido a este, y es ni más ni menos el escaso (o nulo) civismo de muchos de nuestros vecinos. Una falta de civismo que lleva a que no uno, ni dos, ni tres, sino decenas de ciezanos y ciezanas aparquen sus coches directamente sobre los rebajes de las aceras, impidiendo el paso a quienes no pueden pasar por otro lugar, que suelen ser además las personas más desvalidas en cuanto a movilidad. Lo mismo ocurre con motocicletas, furgonetas de reparto, etc. Demasiadas veces he tenido que ver e incluso sufrir en carnes propias como un automóvil, una furgoneta o una motocicleta cerraban el paso a una silla de ruedas, una persona con muletas, una anciana con su carrito de la compra o una madre con su carrito de bebé. Incluso a veces no se les ocurre mejor idea a estos “buenos ciudadanos” que, para no ser multados por aparcar en una zona verde señalizada, retirar contenedores de basura para abrir una plaza de aparcamiento y colocarlos en estos pasos especiales.
También podríamos hablar de quienes, sin ningún atisbo de vergüenza, aparcan sus vehículos en plazas reservadas a minusválidos. Llegan, ocupan la plaza, conectan los intermitentes de emergencia y ¡hala, a hacer las compras o a tomarse un café! Y mientras tanto las personas titulares de estas plazas o con derecho a ocuparlas dan vueltas y más vueltas esperando a ver si el o la “ocupa” la dejan libre, ya que en la mayor parte de los casos esas plazas se encuentran justo a la puerta de sus domicilios debido a que se ven imposibilitados de recorrer distancia alguna para acceder a ellos.
Me pregunto si no sería posible alguna actuación para disuadir a quienes se muestran tan insolidarios, o para impedirles serlo. Desde la colocación de bolardos en los pasos de cebra que impidan aparcar un vehículo hasta el agravamiento de las multas y sanciones para estos casos, o la retirada inmediata por la grúa municipal de quienes taponen los pasos para personas con movilidad reducida o las plazas reservadas a minusválidos. Casi con seguridad que técnicamente es posible. Y que no vengan estos ciudadanos con la manida y socorrida frasecita de que “el Ayuntamiento sólo lo hace para recaudar”. Y ustedes, ¿por qué hacen lo que hacen? ¿Para fastidiar a los más indefensos?
En fin, que somos muchos los que tenemos que actuar para que Cieza sea una ciudad más accesible, más amable, para que la problemática de las barreras arquitectónicas sea sólo cuestión de mantenimiento de unas infraestructuras que estén completas, y que nadie se encuentre con que alguien ha taponado su derecho a moverse libremente por las calles.