El Ministerio de Sanidad no ofrecerá datos conjuntos de toda España hasta el lunes, 3 de Enero. El país ha batido récords de casos, 161.688, y de incidencia, 1.775 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. Yo ya no sé ni para qué cuentan. A estas alturas, la previsión más ajustada y fiel a la realidad de lo que está sucediendo la protagonizó la gran Ángela Merkel cuando apenas iniciada la pesadilla y cuando por aquí aún se hablaba de que, si la enfermedad llegaba a España, apenas si serian unos pocos casos dispersos, ella, la Merkel, que ya es historia de la mejor historia de Europa y de Alemania, anticipaba que acabaríamos pasando la enfermedad prácticamente todos, todas y todes, aunque esa última gilipollez no la dijo ella, sino una personajilla del terruño más silvestre, una pánfila paniaguada aupada por el principio de Peter (Sánchez) y privilegios de entrepierna y castuza a las más altas cumbres de la incompetencia, en este Celtiberia Show que padecemos, que habría hecho las delicias de don Luis Carandell, con permiso de Joaquín, el de las Delicias del Paseo, que las sigue elaborando con primor, sabor y buen gusto para todos los ciezanos, ciezanas y ciezanets. Así que, de Nueva Normalidad aún nada de nada. OMICRON aprieta y los domicilios familiares volvían a ser, por segundo año consecutivo, la alternativa menos peligrosa para la cena de Fin de Año y la despedida a otro annus horribilis, el 2021, incluido por derecho propio y porque a mí me da la gana entre los años más indeseables y aborrecibles de la historia.
Pero en casa de los Marcos-Izquierdo estábamos decididos a despedir el año con la rotundidad y el fundamento “arguiñadiano” que la ocasión merecía. También, y sin ánimo de ser agorero, por si no hubiera muchas ocasiones más de reunirnos de esta festiva y placentera guisa (¡Toca madera, representada aquí y ahora por esa pista de aterrizaje franca, despejada y lisa que corona mi gloriosa aunque nada laureada testa! Señor, señor, qué injusta es la vida).
10 estábamos convocados. El máximo permitido, por si nos sorprendía apostado en un ventanal el dron de la Guardia Civil, aunque no, es broma, porque tampoco somos más. 10 y rien ne va plus…por el momento. Todos, de la familia, que en el pie de foto he pasado lista para recordar quiénes somos y estuvimos en la mesa. Probablemente la variante OMICRON estuvo bailando con nosotros entre abrazo y abrazo, porque les puedo jurar y perjurar que esa noche, en la que la que lo pasamos francamente bien (aunque a mí, quizá con buen criterio, no me dejaron terminar mi tradicional discurso-perorata de fin de año…) les puedo jurar que de nuevo volvieron los besos y los abrazos, y hasta los bailes y las canciones de aquel tiempo tan feliz de los ochenta y los primeros noventa, con Mecano y Ana Torroja como grandes protagonistas. Es decir que, aunque un tanto supersticiosamente sobrecogidos, no pudo con nosotros el miedo.
Y es que ya va estando bien, ¡joder!, porque ahora, por si no bastaba con OMICRON, nos amenazan con una nueva variante desde Israel, Flurona, creo que se llama, las fuerzas del mal que se compinchan, una infección simultánea de COVID-19 y gripe, que dicen que podría ser mucho más peligrosa y letal. Y me lo creo, porque los autores y pergeñadores de esta broma macabra de la pandemia que no cesa, deben ser perversos extraterrestres sin rastro de humanidad, fríos, implacables y desalmados alienes sin atisbo de piedad ni sentimientos de ninguna clase, porque, ante este preocupante desafío, farmacéuticas como Moderna y Novavax están estudiando la posibilidad de una vacuna de refuerzo única contra el Covid-19 y la gripe. O sea, pensando en mantener, renovar y reforzar el NEGOCIO. Y ya está bien, si, yo creo que ya vale, que ya está bien…¡¡¡JOOOOODEEERRR!!! Que sólo iban a ser quince días, ¿no, Sánchez?