Si hace año y medio alguien nos hubiera dicho que no se iban a poder celebrar ni la Semana Santa ni las Ferias de San Bartolomé en Cieza no lo hubiéramos creído. Pero la vida es así, y más en los últimos tiempos, que parecen un cómic acelerado de ciencia-ficción. Tanto, que hasta la olimpiada ha tenido que ser suspendida una vez y casi una segunda, cosa que solo había ocurrido anteriormente durante las Primera y Segunda Guerras Mundiales.
Volvamos a Cieza. A finales de 2019 empezábamos a oír hablar de un bichito llamado coronavirus, que campaba a sus anchas por el lejano oriente. Para marzo de 2020 ya estábamos encerrados y aunque en agosto la situación había mejorado notablemente, la inexistencia por aquel entonces de vacunas aconsejaba la suspensión de las Ferias y Fiestas, decisión que finalmente, y en mi opinión con acierto, se tomó.
Y el tiempo siguió corriendo. Llegaron nuevas olas y la situación se agravó. “Salvar la navidad”, como pedían muchos, costó millones de nuevos contagios y miles de muertos. La llegada casi inmediata de la vacuna en 2021 cambió las perspectivas, pero ni siquiera fue suficiente para poder celebrar la Semana Santa correspondiente. Mientras tanto la vacunación siguió avanzando, hasta el punto de que en la actualidad más de un 50% de los españoles estamos vacunados con la pauta completa, y con al menos una dosis el 65%. Cifras que permitían un cierto optimismo y que dieron pie a las autoridades municipales a planificar, por fin, la celebración de las Ferias y Fiestas de San Bartolomé 2021. A partir de esa decisión quienes son parte de las Ferias (hosteleros, bandas, ocio, etc.) comenzaron a prepararse para llegar al inicio de la Feria con todo preparado.
Porque hace falta tiempo y trabajo para que bares, restaurantes, músicos, organizadores y demás implicados puedan disponer de todo lo que van a necesitar para dar un servicio adecuado a la población. Y ahí radica el quid de la cuestión: en el tiempo. Porque en el intervalo que se extiende entre el momento en el que se tomó la decisión de celebrar las Ferias y el inicio de las mismas puede pasar de todo. Y, lamentablemente, ha pasado.
De hecho nos encontramos ahora mismo en medio de una nueva ola de infecciones, la quinta, que está haciendo recordar los peores momentos de otras anteriores. Queda menos de un mes para el inicio de la Fiestas y los datos sobre la pandemia son alarmantes. Cierto es que, por el momento, el número de muertos es muy inferior al de oleadas anteriores, sobre todo a causa del alto porcentaje de vacunaciones. Pero también es cierto que la variante del virus predominante ahora mismo, la delta o india, es mucho más contagiosa que las ya sufridas; de ahí las espectaculares cifras de contagios y de incidencia alcanzadas en poco tiempo.
¿Qué hacer? Según el gobierno municipal, están abiertas todas las opciones. Aunque la decisión, hay que decirlo, es sumamente difícil. Si la población en general actuase con responsabilidad no habría problema, porque el simple hecho de llevar mascarilla y mantener las reglas de higiene y de separación social permitiría controlar la actual expansión del virus. Pero ya se ha visto que a una parte de la población las normas anti-covid les suenan a chino, y el bienestar general de la población a malayo. La alta tasa de vacunación también debería ser tenida en cuenta, pero si la responsabilidad social brilla por su ausencia los contagios, aunque más leves en muchos casos, seguirán aumentando.
La decisión es difícil. Son muchas las personas e instituciones implicadas y mucho el daño que les podría ocasionar una posible suspensión de las fiestas. También es mucha la responsabilidad del Ayuntamiento de Cieza, quien ha de decidir en última instancia si la Feria sigue adelante o no. Igualmente hay que apelar al buen hacer de todas y todos los habitantes de Cieza, en cuyas manos y comportamiento está el que el virus no se extienda aún más. Pero lo cierto es que, se tome una decisión u otra, hay que tener en cuenta de forma prioritaria la salud de la población, no consideraciones económicas (por muy importantes que sean) o políticas. Quedan poco más de tres semanas para el inicio de las Fiestas, y lo malo es que el horizonte aparece bastante oscuro.
La verdad, no me gustaría estar en el puesto de quien tenga que tomar la decisión final.
