¿Qué está ocurriendo en nuestra ciudad? ¿Se trata de un empeoramiento de la convivencia vecinal o de una acumulación puntual de sucesos de crónica negra? ¿Sucede solo aquí o es general? No lo sé, pero sí creo que resulta llamativo y preocupante para los vecinos que en una población habitualmente segura últimamente nos despertemos cada mañana con noticias de este tipo.
¿Se puede hacer algo para mejorar la seguridad en Cieza? Siempre es posible hacer más eficiente el sistema de seguridad. Por ejemplo, aumentando la plantilla de la Policía Local, que por lo que se sabe está ya muy tensionada en cuanto a efectivos, dadas las jubilaciones de los agentes más mayores sin que se cubran de forma suficiente sus plazas. También sería posible instalar más cámaras de seguridad en las calles para hacer que la sensación de impunidad con la que actúan algunos desaparezca y poder además cazar a quienes se divierten causando estragos en el mobiliario urbano o en la propiedad privada por simple diversión. Tampoco estaría de más insistir ante el estado en que la Policía Nacional desplegase sus fuerzas en Cieza. Sé que el estado se ha negado en alguna ocasión, pero hay que llorar para poder mamar.
Todas estas medidas probablemente mejorarían la seguridad en la ciudad, pero a mi entender no serían suficientes. Y ello debido a que muchos de los actos delictivos cometidos tienen su origen en una violencia social que va en aumento. No hay más que prestar un poco de atención a periódicos, radios o televisiones, o a internet: los sucesos de crónica negra crecen en todo el país, las diferencias o discusiones se resuelven a puñetazos, cuando no a navajazos o a tiros, la ciudadanía tiene cada día menos paciencia y menos respeto por el prójimo, el civismo, la educación y la solidaridad se baten en retirada ante el avance del egoísmo, la insolidaridad y la falta de valores ciudadanos y éticos. En estas condiciones no solo los grandes crímenes son más numerosos, sino sobre todo los pequeños, los que tal vez no dejen huella en los libros de historia de la criminalidad pero sí que provocan una sensación de inseguridad y agobio entre la población.
Y todo ello es extrapolable a Cieza. La cuestión es que hay que enfrentarse al problema, primero analizándolo en profundidad y después poniendo los medios para intentar reducirlo. La fuerza bruta no basta, aunque probablemente sea necesaria. La educación y el trabajo con los jóvenes y otros colectivos debe complementar la acción policial para que todas estas estrategias unidas consigan resultados aceptables.
De cualquier modo no hay soluciones de hoy para mañana. Habría que empezar con las obvias, más medios materiales y humanos para combatir la delincuencia y la violencia, pero sería necesario iniciar también un esfuerzo de reeducación y de tratar las causas sociales y económicas que azuzan este ambiente de violencia e inseguridad. Y esto último, aunque mucho más efectivo a largo plazo, es también mucho más difícil de realizar, porque la propia estructura de nuestra sociedad nos acostumbra al individualismo, a la imposición de nuestro criterio sobre el de los demás, al egoísmo y la falta de empatía, a la desigualdad y al todo vale. Para lograr mejoras reales habría que cambiar el modelo de sociedad, y me temo que este cambio no interesa a sus clases más poderosas. El caso es que se acercan las fiestas de Cieza y con ellas el tiempo de alegría, de celebración, de excesos a veces. Unas fiestas que no deberían verse empañadas por la violencia y la delincuencia. De hecho ya se han tomado desde las administraciones algunas medidas, como la instalación de puntos violeta para evitar en lo posible y perseguir de producirse abusos y violencia sexual. A ver si entre todos, y con un poco de suerte, conseguimos que las fiestas de esta año transcurran, o las tengamos, en paz.