Esta Semana Santa presentó su última gran obra, El Cristo de la Expiración, de la Cofradía de San Pedro. Una imagen bellísima, llena de sentimiento.El escultor deja parte de su fe en las obras, Cieza reza con el milagro que nace de sus manos.

¿Cómo llegas a relacionarte con el mundo de la escultura?

Desde pequeño estaba siempre jugando con la plastilina, el barro… Esa ilusión de jugar con cosas que tú puedes crear con materiales blandos y plásticos es lo que me adentra en el mundo de la imaginería. Me dedicaba a hacer reproducciones pequeñas de pasos grandes. He llegado a tener toda la Semana Santa de Cieza, pero ¡Claro! Te puedes imaginar… con 7 u 8 años… Conservo aún alguna pieza, un Santo Cristo, un San Bartolomé y una Virgen del Buen Suceso.

Desde pequeño has estado en tu taller… ¿Eras el rarito del grupo?

Eso no me creaba problemas. Sí que muchas veces mis compañeros se iban de marcha y yo prefería quedarme en mi casa porque quería destinar mi tiempo libre a lo que me gustaba. Yo disfrutaba encerrado trabajando en mis obras… Para llegar a este…No vamos a decir niveles porque queda mucho por aprender, pero han sido necesarias muchas prácticas.

Aunque hoy día no tengo muchas obras en la calle, sí que he hecho muchas prácticas y, ese tiempo que yo creía que los perdía, luego me han dado frutos.

Háblame del proceso de creación de una obra.

Normalmente son cofradías, aunque hay particulares también, pero el trato con ellos es diferente. Las cofradías suelen venir con una idea establecida. Entre ellos y yo solemos cambiar esa idea. A partir de ahí, tras la primera toma de contacto hago un dibujo. Del dibujo se pasa a la maqueta, para que se vea el resultado en tres dimensiones.

Tras ello hago un modelo en barro o plastilina a escala real. La cofradía viene y, hasta que no está contenta con lo que está viendo no lo paso a madera.

¿Y cuándo ya tienes el visto bueno?

Mediante un sistema de puntos tradicional se pasa a madera. En madera ya se trata, se lija, se retalla y se prepara con estucos. Parece muy fácil pero…

¿Cuánto tiempo te puede llevar una obra?

La última han sido 8 meses… 8 meses de trabajo en la pieza, pero con la maqueta y eso… suele ser un año. Aunque también se llevan varias obras a la vez, por descansar, por oxigenarme un poco.

¿Trabajar por encargo no limita tu creación?

¡Claro! Mira, muchas veces viene gente y tienes que repetir modelo. Ahora tengo apalabrado un encargo que me pide la misma advocación que ya hice algunos años, entonces claro, eso te condiciona un poco o, a la vez, puede ser un reto para innovar dentro de tu propio estilo personal y de lo que puedas aportar dentro del mundo de la imaginería. Intento que mi obra aporte algo nuevo, para copiar o interpretar obras ya realizadas no merece la pena.

¿Cómo influye la fe en tu trabajo?

Sería muy difícil que no tuviera fe y estuviese realizando este tipo de obra. Sería engañarme a mí mismo. Creo que un imaginero debe ser creyente, si no, no puedes manifestar ese sentimiento. Trabajo en esto porque creo en esto y creo que esa es la base de todo imaginero.

Sí que hay imagineros que su fe no es muy sólida, por no decirte que son ateos, pero yo creo que la obra puede quedar fría, le puede faltar ese sentimiento que incluso el espectador puede captar.

Hablas de sentimientos, ¿Qué sentimientos buscas transmitir con tu obra?

Siempre se intenta, sobre todo por la estética de la obra, trasmitir una belleza, idealizar ese Dios que se hace hombre. Pero, dependiendo de qué tipo de obra, pues siempre se intenta transmitir lo que ese pasaje bíblico cuenta. Que conmueva al espectador la obra. Yo creo que ese es uno de mis mayores objetivos y, sobre todo, que cumpla la función como escultura, es decir: Que no se adore a la escultura pero… Digamos que la escultura es una intermediaria entre Dios y el hombre, que puede ayudarte a potenciar la fe.

¿Cómo definirías tu estilo?

Yo no tengo un estilo…Dentro de la imaginería no copio de lo natural, de personas reales…En otro tipo de obras sí, y eso sirve para tener destreza… No tengo un estilo de que siga ningún tipo de escuela. Me gusta lo que hago y, hasta ahora, como mi trayectoria es corta, no sé decirte qué estilo puedo tener. Pero habrá influencias. Claro está que esa influencia de ver imágenes de mi alrededor sí que me puede afectar. Obras como las de Juan de Mesa, de Ortega Bru, de González Moreno, de Hernández Navarro… Son influencias que puedo tener.

Tu obra sale a la calle a buscar a la gente ¿Qué supone para ti ver a la gente emocionada por tu obra?

Muchas veces en la facultad ha salido este tema. Yo he tenido compañeros de facultad muy mayores y siempre nos planteábamos que era un lujo. Yo termino la obra y, es un lujo que la obra está expuesta, está tratada de una manera diferente a otros tipos de escultura… Además, todos los años sale una exposición a la calle y creo que eso puede ser una de las mayores satisfacciones que puede tener un escultor.

¿Alguna obra especial para ti?

Tengo varias especiales pero… Por el encargo y por la ilusión le tengo mucho cariño a mi primera talla completa que hice para el Jesús Despojado de Cehegín, que incluso logró premios a nivel nacional, y tengo ese sentimiento de tener esa imagen en un sitio determinado, con una cofradía que está orgullosa de la talla.

¿Alguna más?

Siempre me quedo con la última que hago, porque se supone que voy evolucionando. Si el día de mañana esa evolución no existiera me plantearía muchas cosas, yo quiero innovar y aprender con el trabajo y la experiencia.

También resaltar el de Monteagudo que, siendo una imagen de vestir, creo que tiene una cabeza de mayor belleza que he realizado. Es el cristo de la mirada.

¿Vives exclusivamente de la escultura?

El mayor trabajo es la escultura, dedico muchísimas horas a la escultura. Aunque también soy profesor de plástica en dos centros escolares. Pero, realmente, lo que me quita el sueño y las horas de descanso y de tranquilidad es la escultura, es el taller.

¿Qué obra tuya podemos encontrar en Cieza?

A parte de los particulares, que tengo muchos y que en muchos casos son reproducciones de tallas de Cieza, realmente mi primera obra pública es un angelote que tengo en el altar de la Asunción. A partir de ahí me vienen los encargos de las dos imágenes del callejón Góngora, que son la Virgen de Ánimas y Santa María de la O.

Luego en la Ermita de San Bartolomé está el monumento a la muda, que es el monumento a las fiestas históricas del escudo y es una forma de representar tanto al bando moro y cristiano de una manera genérica. También el monumento a la Semana Santa en la calle Mesones y los tercios infantiles de la Semana Santa.

En la parroquia de Santa Clara también.

Sí, allí está la Santa Clara que está en el altar mayor, el Cristo de la Expiración y en el colegio de las Divinas Pastoras está el Padre Tous, el fundador.

¿Futuros proyectos en Cieza?

Hay varios proyectos pero, de momento están parados por cuestiones económicas. Las personas están ilusionadas. Además, para Santa Clara tengo pendiente el San Francisco para completar el hueco que queda en el Altar Mayor.

¿Alguna advocación que te gustaría hacer?

Hay varias. Me gustaría tener un grupo escultórico. Como advocación me gusta mucho “una humilde paciencia”, que es Cristo justo antes de ser crucificado en el monte calvario sentado. También me gustaría mucho hacer un Cristo Yacente, que vino un proyecto de Andalucía, pero ahora está parado.

Con cada proyecto me ilusiono cada día más. Hay veces que no piensas en una advocación concreta y te la presenta una cofradía y te ilusionas con el proyecto. Vivo cada día ilusionado y lo que tenga que venir vendrá.