Es muy humilde: “¿Yo qué te voy a contar?”, me dice. Pero sabe que es un referente en el mundillo de los músicos locales. Todavía hoy, cuando se une a algunos Jaguars, o a Los de Siempre o interpreta alguna pieza con el quinteto de laúdes, las gentes de Cieza corren para no perderse ni un acorde.
¿Qué aporta la música a la educación de los niños?
Es imprescindible, esa sería la palabra. Lo que se está viendo ahora de que la quieren quitar de los planes de estudios es una barbaridad. La música es tan importante como la filosofía, las matemáticas o la lengua. Es un idioma más y, además, es un idioma universal.
Y no solo eso, es un lenguaje interior, que comunica. Entonces, todo lo que sea aportar a los críos cuantos más instrumentos mejor para mejorar las relaciones humanas.
¿La música no tiene fronteras?
La música va ligada a la lengua materna, entra por los sentidos. No es necesario aprender solfeo para que una persona sepa tocar. Lo primero que va a aprender un crío es lo que le cante su mamá o sus maestros en la escuela. Eso se ha perdido, cuando yo era crío nos dedicábamos a cantar un par de días a la semana. Conforme esos pequeños se van desarrollando en eso empezarán con la música moderna, la clásica, la folclórica….Desde luego, el origen está en la lengua materna.
Por eso, en el colegio del Zaraiche empezamos a utilizar el método Suzuki, que consistía en enseñar a los críos una cierta destreza oyendo la música que les tocábamos.
¿Da la música una sensibilidad especial al que la domina?
Yo creo que sí. Pero también hay mucho borde por ahí que le gusta la música, ¡No te puedes fiar! Al mismo Hitler le gustaba la música de Wagner. Pero, en fin, la gente que conozco la veo más sensible. A los críos se les nota, reaccionan muy bien ante la música.
¿Quiénes son los grandes referentes en la historia de la música?
¿Empiezo por los Beatles? (ríe) Muchos hemos llegado a la música clásica a través de otras vías. Yo llegué a la música porque en mi calle vivía Manolo “El ciego”, que fue mi maestro y me enseñó a tocar la Bandurria. Tocábamos ‘clavelitos’ y cosas así, lo que había. Luego ya empecé con el violín, luego la guitarra eléctrica… Uno va metiendo en su cabeza influencias de un lado y de otro.
Respecto a las referencias que me preguntas, pues los Beatles y ya nos metemos en Elvis Presley…Aquello que ha movido a la gente, que les ha llegado.
¿Y los compositores clásicos?
Empezando por Beethoven, Mozart, que fue un genio, o el mismo Bach, que murieron paupérrimos ¡No tenían ni para pagarse la mortaja! Hay muchísima gente que ha influenciado, la lista sería interminable.
Centrémonos en España, ¿Ha habido buenos compositores aquí?
En España hemos tenido un parón muy grande de 200 o 300 años a finales del renacimiento. Mientras en Europa estaba Vivaldi y toda esa gente, España estaba como adormecida. Hasta que no llega Albéniz, Falla o Granados, que son nuestras tres grandes espadas, España está como al margen. ¡Claro! Tal vez porque a los Reyes de España no les gustaba tanto la música. El centro de Europa tenía grandes capitales de la música, pero los compositores no pasaban los pirineos.
¿En la actualidad?
También nos ha pasado con la música moderna. Los Jaguars empezaron en el 65 y Elvis Presley estaba ya tocando la guitarra eléctrica en el cincuenta y tantos... A Cieza la primera guitarra eléctrica llegó por esa época, con unas cuerdas… ¡No había manera de tocar! ¡Eran unas guitarras horribles!
Eso fue viniendo también por las consecuencias de la dictadura. Aquí no entraban ciertas cosas: Los Beatles no empezaron a escucharse aquí hasta el 67 o 68. Muy “poquicos” los conocían antes. Te diré: Ricardo y Alfredo Marín y Manolo Contreras fueron los únicos que vieron a los Beatles.
¿La excelencia de Hendrix ya no se logra?
Bueno… es que eso fue un boom. No estaba visto porque las formas clásicas de tocar la guitarra estaban muy encorsetadas.
Suena el teléfono. El entrevistado duda si cogerlo pero, por fin, abandona unos instantes el acogedor ático donde nos encontramos. Sube en menos de un minuto, pero no viene solo: con él trae un antiguo vinilo de Jimmy Hendrix, lo deja en mis manos y lo mira con nostaliga.
La forma de tocar de este tío… (Señala al disco que ha puesto sobre la mesa y se interrumpe) Este disco tiene 40 años, ¿Sabes? Un tesoro… (Continúa) La forma de tocar que tenía rompía las normas. Además, era zurdo y muy espectacular tocando. Y encima se subía al escenario como se subía…
Ya no existen, ¿no?
Ahora hay multitud, ¿Eh? Hay una barbaridad. 40000 guitarristas que te quedas muerto. Los primeros, desde luego, fueron de esa época. Se salieron de lo normal y triunfaron. Por eso triunfaron los Beatles, porque se salieron de lo normal. Además de la creatividad que indudablemente tenían.
¿Es la droga un detonante de esa creatividad?
No creo. Posiblemente fuera un potenciador. Pero no te lo puedo decir porque yo no la he probado nunca. Y no quiero decir con esto que yo me parezca a ellos, que haya sido bueno. No tengo nada que ver con ellos, aunque quisiera.
La droga posiblemente influiría pero, hace un poco de tiempo estuve en San Javier y vino un cantante muy mal muy mal, muy pasado… Y se cargó el concierto.
Hábleme de esos inicios en la música, de esos primeros grupos que le llevaron a esa aventura mítica en Cieza, que es la de los Jaguars.
Fue en el 64 o por ahí. Ellos te contarán más (Se refiere a los fundadores del grupo: Manolo Ato, Alfredo y Ángel) porque yo entré después. Ellos fueron los que formaron los Jaguars. En aquella época, que no había amplificadores, ni guitarras, cogían las radios de válvulas y, con unas pastillas en las guitarras normales, a las de palo, se enchufaban. Así se empezó. Yo llegué a utilizar ese sistema.
Los micrófonos eran horribles, con unos sonidos nasales…Eran “palicos” y “cañicas”… Entonces… ¿Imitar a quién? Pues a lo que había entonces: A los Beatles, a los Rolling, a los Brincos… Nosotros nos inspiramos en ellos. Tocábamos por los pueblos ¡Era la época pre-discotecas! Llegamos a tener tres actuaciones en un mismo día.
¿Qué tocaban?
Lo que se oía en la radio, las canciones de éxito. A nosotros nos dio por los Beatles pero cada grupo se especializaba por lo que le gustaba. En aquella época en Cieza había muchos grupos. Estaban los Jaguars, los Generación2000… Cada pueblo tenía sus grupos.
¿Salían muchos bolos?
Los fines de semana, no era necesario que fueran fiestas, había bailes. Eso, desgraciadamente, ha desaparecido. Los músicos de baile yo veo que son otro tipo de trabajo a extinguir, como los carreteros.
¿Qué es lo que tuvieron los Jaguars que hace que todavía hoy se recuerden y que, cuando se reúnen, sea un éxito?
Pues no lo sé. Tal vez los años. Son ya muchos años ¡Casi 50! Ha pasado mucha gente por los Jaguars. Unos nos hemos llevado mejor y otros peor… Hay quien no tiene buenos recuerdos de los Jaguars. Yo sí tengo buenos recuerdos, aunque también tengo mi historia, pero el tiempo lo perdona todo.
Comienza a recordar: tanto tiempo tocando, tantos días a la semana mordiéndole kilómetros a las carreteras de la Región. Ha pasado frío y ha tenido que pelear por “cuatro perras” para comprar nuevas cuerdas para los instrumentos…De repente sonríe: “También hemos tenido líos de falda”, admite. Es la esencia del músico, de estos juglares modernos que, cargados con guitarras, micrófonos y baterías, han llegado a dormir amontonados en una camioneta por su pasión: hilar acordes y melodías en un continuum de placer y sensibilidad.
¿Cuál es su mejor momento en los Jaguars?
Todos tienen su importancia…Ten en cuenta que yo empecé en los Jaguars con pantalones cortos… En la primera formación, cuando ocupé el puesto de Manolo Ato, no sabía tocar nada ¡ni creo que sepa ahora! Ellos me ayudaron mucho. Conforme algunos se iban a la mili íbamos metiendo a gente. Lo que hacíamos era llevar a los bailes la música que se oía y cada época tenía un estilo. La música que se hacía en los 60 no era la que se hacía en los 70…Todos los momentos son importantes. Cuando sonó mejor fue al final: ya sabíamos un poco más y habían mejores instrumentos. Ensayábamos más…Llegamos incluso a grabar discos.
Hacían la música del momento. Ahora sería imposible, supongo…
Ahora ya no. Cuando nos juntamos hacemos lo que nos gusta. Ten en cuenta que la gente quería oír un ritmo. O bailar “agarraos”. No sé si eso lo habrás oído: es lo que quería todo el mundo, ¡bailar agarrados! El resto del tiempo querían bailar, moverse. Ahora la gente, cuando va a un concierto, va a escuchar, sentados. Por eso la música se elige y se trabaja más.
De todas maneras, la música que se vende actualmente en la radio no se adapta al estilo que ustedes llevaban
Sigue, sigue existiendo gente. ¡Hombre! El estilo de aquella época era muy concreto. Pero aún existe una música moderna muy bonita, muy bien hecha. Alejandro Sanz hace unas canciones muy bonitas, impresionantes. Pasión Vega es impresionante como cante. La música moderna sigue funcionando, pero ya no es rítmica, la gente va a escuchar y se sienta a ver a los artistas.
El rock siempre ha estado unido, de alguna manera, a la lucha social ¿Hace falta volver a ese concepto?
En aquellos tiempo sí. Ahora parece que hay una anestesia casi general. No sé qué nos pasa… Antes, efectivamente, era un movimiento reivindicativo. Ahora no hay manera. Ha desaparecido lo que se llamaba canción protesta. La música ha dejado de ser reivindicativa. No hay Autes, no hay Serrats, no hay Agua Viva, o los mismos Jarcha…Ya no hay, como no sea alguno que yo no conozca. Qué pena, ¡Qué lástima!...
También le he visto a usted detrás de un laúd
Sí. Tenemos un quinteto de laúdes
Cuénteme un poco sobre esto
Es una historia de hace mucho tiempo. Sabes tú que los laúdes siempre se han tocado con los coros y danzas y pensamos ¿Por qué no meter esos instrumentos en una sala de conciertos? Porque tienen su dignidad, como un violín o un violonchelo. Entonces, en el año 89, nos planteamos buscar repertorio, y efectivamente lo encontramos.
¿Quién es esa referencia?
Un cuarteto que se llamaba “Cuarteto Aguilar”, que funcionaba en España sobre los años 20. Turina les dedicó una composición llamada “La Oración del Torero”. Se ha intentado tocar con violines y no es lo mismo…Stravinski también compuso obras para este cuarteto. Aquella gente tocaba de manera impresionante. Eran un matrimonio y dos hijos, y los cuatro estuvieron viviendo en Moratalla. De ahí sacamos el quinteto de laúdes, al que le metimos el contrabajo.
¿Fue fácil iniciar el proyecto?
Buscamos repertorio porque los laúdes se tocan con otra técnica y, aunque parece que tienen poco sonido, suenan bien. Vamos a grabar un cd, que va a copatrocinar la Asociación los Álamos, de José Luís Pardos.
¿Es fácil llegar a la gente con este tipo de música?
Sí. Ese tipo de música si llega, porque es muy nuestro. Está muy ligado a nuestro folclore y nos suena muy familiar. Tratamos de ver cosas de Falla, de Granados, de Albéniz… cosas que suenan a España… A veces metemos la guitarra.
¿Cuántos instrumentos domina?
¿Yo? ¡Ninguno! (ríe) Le saco un poco de sentido al laúd, a la guitarra. Violín también he tocado alguna vez…Tengo la carrera de violín pero no la he ejercido. Hay que ser muy bueno para tocar. Yo me he ganado la vida en la escuela, esto ha sido como una segunda profesión.
Imitaba a este (Una vez más señala el vinilo de Hendrix). Este tocaba con los dientes, entonces yo intentaba hacerlo…Y lo llegué a hacer. ¡Aquellos tiempos eran gloriosos!
¿Cuál es la mejor canción?
‘Mediterráneo’…Esa es la mejor. También ‘Yesterday’…Hay muy buenas, si te pones a decir una por una ¡Hay un capazo! Yo haría una lista muy larga, pero ‘Mediterráneo’ para mí es la mejor: tiene una música excelente y una letra…
¿Es importante la letra en las canciones?
Claro, indudablemente. Es importantísima, lo que pasa es que afecta el desfase que nosotros llevamos con los idiomas. Nosotros cantábamos con literalidad, lo que sonaba. Yo no sé inglés pero, lo poco que sé, lo aprendí con las canciones de los Beatles. También lo que hacemos cuando vamos a tocar es traducirlas al castellano, poner en nuestro idioma la esencia de la canción.
Todavía invertimos más de media hora en su despacho. Entre fotografías, discos e instrumentos este profesor va dejando caer retazos de su vida. La grabadora ya estaba apagada hace rato. “¿Volveremos a vernos?”, pregunto. “Cuando quieras”.