La pareja es miembro fundador del Centro de Estudios Históricos Fray Pascual Salmerón y el pasado año llevaron a la Biblioteca Padre Salmerón la exposición ‘Ingenio y Técnica en la Región de Murcia 1878-1966’, que recogía hasta cinco prototipos de inventos creados por ciezanos para facilitar la vida de sus contemporáneos.
También son los propulsores de “Tecno-reporteros y la máquina del tiempo”. Un proyecto educativo que se está llevando a cabo en el IES Diego Tortosa y que enseña a los alumnos la historia local desde distintas disciplinas como la tecnología o las artes plásticas.
¿Cómo empieza su aventura por investigar la historia?
Gustarnos nos ha gustado siempre. Dar con un grupo afín a lo que te gusta también ayuda así que, cuando se fundó el Centro de Estudios Históricos, que fue en 1999, comenzamos a andar aportando, ayudando…Aprendiendo siempre. Conoces a gente interesante que te aporta mucho. Pero,
¿Cuál es el primer paso?
Empezamos a hacer cursos, a asistir a simposios…Quizá la publicación de la revista “Andelma” es uno de los puntos más importantes de la asociación y nuestro.
Háblenme de esa revista
Empezó como un boletín interno para ir recogiendo testimonios y una recopilación de nuestros trabajos. Vamos aprendiendo en el camino y, dentro de nuestras limitaciones, vamos perfeccionándola con colaboraciones muy interesantes. Eso nos ha llevado a estar preparando, a día de hoy, el número 22 de la revista. Ya los artículos tienen un nivel. Investigamos, una cosa te lleva a la otra y…
Previa a la participación en el Centro de Estudios Históricos, ¿Ustedes tenían una afición por investigar?
No. Nosotros siempre hemos sido bastante inquietos. Empezamos siendo novios coleccionando libros de viejo…Eso ha sido nuestra pasión. En la asociación había distintos grupos de trabajo al principio, de archivos, de la revista, etc. Gracias a eso fuimos empezando. Un momento muy bueno fue cuando la familia de Ramón Mª Capdevila cedió su obra a la asociación. Dentro de esa colección había un manuscrito inédito sobre la historia de Cieza, que la última parte fue editada. Y, de una frase de esos escritos, nació nuestra inquietud por investigar a los inventores murcianos.
¿Por qué?
Al transcribir el texto de Capdevila para editarlo, encontramos una frase que hacía referencia a un “artilugio creado por José Salmerón”. Esa simple frase picó nuestra curiosidad. Entonces escribimos a la oficina de patentes y pronto nos facilitaron toda la información. Ahí nos envenenamos. Empezamos a buscar más y descubrimos que había un montón de inventores de Cieza y de la Región.
Y se plantean volcarlo en artículos, conferencias y hasta una exposición
Siempre nos ha gustado escribir pero nunca nos habíamos planteado esta posibilidad. Por un lado estaba el trabajo, la carrera profesional y, por otro, tienes una especie de pudor, ¿Sabremos hacerlo bien?
Pero, cuando vas a simposios y conferencias, te das cuenta de que lo que haces es enfocar la ciencia desde un modo distinto a los científicos. De hecho, a la gente le gustan muchas de nuestras iniciativas y se abre el debate sobre si el enfoque que ellos hacen es demasiado erudito.
¿Mucha gente investiga la tecnología y la técnica en la Región?
Hay gente que se ha dedicado a ello pero está todo por hacer y, a nosotros, nos interesó muchísimo. En 2011 fuimos al primer congreso y conocimos al profesor de Historia de la Ciencia, Carlos López. Él, junto con otros profesores de distintas facultades de la Universidad de Murcia, nos propuso participar en un grupo de investigación sobre el Diccionario Biográfico Científico Murciano, en el que hemos logrado meter 7 inventores ciezanos.
¿Qué supone centrarse en este campo concreto?
Es uno de los proyectos del Centro de Estudios Históricos. Nos hemos centrado en historia de la tecnología, que es un campo virgen, a nivel local y en España. Hay grandes investigadores del tema, pero quizá más enfocado a la historia industrial, nosotros pensamos en cosas sencillas. Y, a parte, conecta mucho con la gente, con el pueblo llano porque inventor puede ser cualquiera. No hay que ser ingeniero, ni licenciado, ni físico. Aquí en Cieza han creado muchas maquinarias de esparto, ¡Claro! Relacionado con las cosas del pueblo.
Hablando de Cieza y esos inventos… Apareció la exposición sobre los inventos de ciezanos
Fue una idea que hablamos con Marisa Pino, con ella hicimos visible las investigaciones.
Tuvimos la suerte de conseguir cinco prototipos, sobre todo el cajero automático que fue la joya de la corona y que, precisamente, cumplía 100 años.
Pudimos recuperar esos inventos y sacarlos de los armarios de las familias que, por cierto, se implicaron mucho. Esta exposición nos ha llevado, también, a iniciar el proyecto “Tecno-reporteros y la máquina del tiempo”.
Háblenme de eso
Vimos que, didácticamente, el tema de los inventores da mucho juego. Con este proyecto implicamos a los críos en todo tipo de actividades que recuperan a los inventores. Somos 12 profesores del IES Diego Tortosa de diferentes disciplinas. Hacemos maquetas en tecnología, en artes plásticas dibujan máquinas de Leonardo…
¿Cómo ayuda el conocimiento de esta historia tan cercana en la educación de los estudiantes?
El conocimiento de la historia es fundamental. Además, en este proyecto, tenemos compañeros del departamento de historia, del departamento de arte, del de química…Y están haciendo prácticas con los inventos de gente ciezana o de Murcia.
Gracias a eso el alumno ve que lo que estudia sirve para algo. Además, muchos de los alumnos ven que sus nombres coinciden con los de los inventores… ¡Son biznietos! Muchas familias desconocían que sus antepasados habían sido investigadores y ahora valoran mucho la historia y, sobre todo ¡Ya no tiran ningún papel! (ríen) La gente ahora mira con otros ojos hasta una simple fotografía.
¿Es aburrido estudiar historia?
¡Qué va! Si pudiéramos, nos dedicaríamos solo a estudiar historia, filosofía,… No es aburrido en ninguno de los sentidos. La historia es fascinante, pero como decía una doctora del último congreso al que fuimos en Mazarrón, hay que buscarla en otros sitios que no sean los canales habituales. En un cajón, en un desván…y eso te lleva a bucear en cosas que se habían dejado de lado. Hay que incorporar la idea de que historia hace un niño, un obrero, una mujer…Hay que pensar en la microhistoria.
¿Qué opina la comunidad científica y docente de “Tecno-reporteros y la máquina del tiempo”?
Lo llevamos al VII Simposio de Enseñanza de Historia de la Ciencia y la Técnica. Explicamos que genera maquetas de los alumnos, hablamos de la exposición itinerante, que el año que viene irá a mazarrón… La responsable del Museo de Ciencia y Tecnología de Madrid nos dijo que esto era lo que necesitan, contar con asociaciones como la nuestra que aporten estas investigaciones para acercar la técnica y los inventos a lo local.
¿Cómo se sienten respecto a lo que están consiguiendo con su trabajo desinteresado?
Sorpresa desde luego. Estás haciendo las cosas con ilusión, te ocupas, te enriqueces y estás en contacto con la gente…Pero, a veces, te sobrepasa…Piensas que parece que todos los hilos se entretejen para que salga. Te da pudor y te sorprende la proyección que tiene. Lo del cajero ha llegado a salir en la televisión nacional. Ahora estamos preparando artículos para muchas revistas científicas.
El Centro de Estudios Históricos no para…
Andelma, la revista de la asociación, es como nuestra hija pequeña. La asociación ahora mismo tiene muchos proyectos, siempre estamos ahí con cosas que se mantienten. Por ejemplo, el ciclo “En torno a la mujer”, que es una visión histórica de la mujer, en todos sus aspectos.
En Andelma cada vez tenemos más colaboraciones, hacemos viajes culturales…El Centro de Estudios Históricos está vivo.
…Y ustedes dos tampoco
Simplemente intentamos dejar nuestro aporte, sin pretender ser doctor, ni meterte en el campo de nadie. Sobre todo, estamos aprendiendo siempre, intentando formarnos. Y también ofrecer la historia desde una visión diferente, que enganche…Se pueden conseguir muchas cosas y sorprende el resultado, abruma.
Vas creciendo, sobre todo cuando escribes, cuando investigas y lo vuelcas en el papel. Pero nunca queremos quitarle la frescura al artículo.
Creen que su trabajo, junto con el de la asociación, podría servir para dar vida a Cieza. “Es nuestra historia”, dicen, “y nuestra labor es recuperar esa memoria”.
Tienen numerosos proyectos entre manos y decenas de ideas para que la historia local contribuya a crear una ciudad mejor e individuos más completos. Son unos entusiasmados de la historia y, en sus palabras, van dejando trazos de esa pasión…Emocionan cuando hablan, invitándome a navegar por la historia.
Actualmente Cieza parece ser un hervidero de cultura
Cieza ahora mismo goza de una vida cultural tremenda. Por todas las asociaciones que estamos trabajando. Se edita poesía, historia,….Cantidad de libros. Pintura, música…Te impresiona la fuerza que tiene la ciudad de Cieza para mover la cultura. La gente de fuera se sorprende, en Murcia, profesores de la universidad decían, “Pero bueno, ¿Qué pasa en Cieza?”
Ese movimiento cultural enriquece, anima a seguir investigando y trabajar con el patrimonio.
¿Cuál es el invento que más os ha llamado la atención, el más curioso?
¡Hay tantos!....El de los ratones, (ríen) Ese es súper versátil. Es un caza ratones, es un muñeco, un juguete traga bolas. Es el que más llama la atención. Este mismo hombre a la vez inventó algo para el telégrafo porque trabajaba allí. Nosotros decimos que estaba cansado de los ratones y por eso inventó esto (ríen).
Para que veas una cosa: cuando empezamos con lo del cajero automático, pensábamos y de hecho lo escribimos en el artículo que publicamos, que no sabíamos si eso era una cosa de dos amigos para divertirse. Pero ahora vamos a publicar un nuevo artículo que demuestra que crearon hasta una empresa para venderlo.
Y esto es solo la punta del iceberg, lo que sacamos en la exposición no es ni la tercera parte de lo que queda. Quién sabe si en otra ocasión haremos otra nueva con más inventos…
Y ahora, ¿Todavía hoy hay buenas ideas?
Muchas, muchas, muchas. Parece que no, pero muchas. Y en Cieza hay inventores, pero es algo desconocido.
¿Cuál es el mejor invento de la historia?
Es imposible responder a eso. Además, partimos de la idea de que no hay invento pequeño. A veces, un invento pequeño que se utiliza para muchísimas cosas ayuda más a la gente que otro muy importante que solo sirve para una función.
Mira la fregona, o el chupachups… Hay ideas sencillas que revolucionaron el mundo… Además, caminamos a lomos de gigantes, uno innova sobre otra cosa ya inventada.
Ahora mismo, por ejemplo, gracias a internet, se están inventando cosas que antes jamás se habían podido pensar. Así que, el mejor invento, la mejor máquina, es el cerebro.
Pascual y yo nos marchamos casi a la vez. Debe encontrarse con alguien y tiene prisa. Manuela me despide en la puerta, siempre sonriendo. Se queda entre sus libros, entresacando de aquí o de allá pistas que le lleven a otro nuevo descubrimiento, a una nueva historia por contar, por acercar al público.
Nota para el lector: El encuentro con Manuela y Pascual se alarga más de lo acostumbrado. Ellos tienen mucho que contar y las distintas temáticas se vas sucediendo de manera improvisada. Con el único objetivo de ordenar las ideas de manera lógica, se han incluido en el texto algunas preguntas que no se llevaron a cabo en el momento de la entrevista.