Las paelleras se instalaron bien temprano, alrededor de las 10 de la mañana, pero el plato estrella de la fiesta no comenzó a abrir los paladares hasta las dos del medio día.
Cieza celebró su tercer día de fiesta con el sonido de la charanga que amenizó la mañana junto al Segura. El intenso calor no fue un impedimento; el río, a apenas unos metros, sirvió para calmar el sofocón.
El broche lo pusieron los Celtas Cortos en el concierto que se celebró en la Plaza de España por la noche.