El doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctor en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid reflexionó sobre el perfil de los intelectuales y el papel que estos deben asumir en la sociedad.
Tamayo-Acosta inició su intervención realizando un repaso por la figura histórica del intelectual que, según apuntó, se origina con Émile Zola. Para el ponente, el intelectual debe mantener una actitud comprometida con el espacio público, ser una conciencia crítica de los poderes políticos, despertador de la sociedad adormecida y plantear una coherencia ética.
Criticó Tamayo-Acosta la falta de pluralismo en las sociedades actuales, donde los intelectuales parecen haber encontrado una posibilidad de subsistencia a través de los movimientos sociales. El ponente considera que los poderes políticos y sociales no prestan atención a las propuestas de los intelectuales.
“El intelectual formula, desde esos foros, cómo debe ser la realidad y propone cómo cambiarla”, explicó, “debe ser utópico, soñar una realidad diferente y dar pautas para diseñar un futuro mejor, una realidad diferente”. Por ello, considera que la relación de los intelectuales con los movimientos sociales es “coherente y armónica” y que, como manifiestan hechos como las Primaveras Árabes o el 15M, la sociedad mundial pasa por un momento privilegiado para que se den este tipo de relaciones.
Juan José Tamayo-Acosta estuvo acompañado en la mesa por Joaquín Sánchez, sacerdote y activista social, que se encargó de presentar al conferenciante.