Fue en esa Plaza Mayor de Cieza donde un año más se encontraron el niño, la mujer, el anciano y hombre que copan los versos del himno que el ciezano lleva guardado en el corazón los trescientos sesenta y cinco días del año, y que en días como los de ayer se abre para entonar la más sentida plegaria que el ciezano sabe elevar al cielo.

Pero antes de tal manifestación de Fe debía ponerse en la calle el protagonista de la jornada, el Santísimo Cristo del Consuelo. Imagen que sobre las seis y media de la tarde hacia su salida por el pórtico principal de la Basílica de la Asunción, y que a pesar del calor incesante que se dio a lo largo de la jornada recibió el abrazo efusivo de su pueblo, que nada más recorrer unos metros ya mostró su devoción a la imagen, devoción convertida en multicolor lluvia de pétalos de la huerta ciezana. A esa lluvia de pétalos debemos sumarle los acordes de la marcha procesional del cartagenero José Albero Pina, ''Crucifixus'', marcha procesional con la que se anunciaba que nuestro Señor ya caminaba lentamente hacia su morada santa.

Entre el redoble cadencioso y evocador del tambor avanzó el cortejo por las calles añejas de nuestro casco antiguo, casco antiguo que en muchos lugares cedió por unos minutos el gris y blanco de sus adoquines y fachadas para dejarse pintar de rojo, naranja, rosa y blanco, colores propios de las petaladas que no dejó de recibir ''el misterioso imán'' mientras repartía fe, consuelo y salud a todo aquel que a su mirada lacerada dirigía su corazón enfocado en los ojos vidriados y devocionales.

Fueron los ojos del ciezano los que hicieron en la tarde del tres de mayo de guía de uno de nuestros bienes más preciados, un bien preciado que en la tarde calurosa del ayer estrenaba un tonelete en rojo pasión y con bordado dorado donado por el devoto Manuel Eloy Semitiel, pasando a formar parte de la larga y extensa lista de muestras devocionales que el Señor de Cieza recibe año tras año y que no dejan sino de demostrar que el ciezano pocas cosas quiere tanto en su vida como a esta bendita imagen que al aparecer por la ciezana Esquina del Convento recibió el saludo fraternal de las viejas campanas de la Iglesia de San Joaquín y San Pascual, signo inequívoco de que el júbilo ya estaba próximo, y que en cada uno de los rincones del cuerpo del ciezano un himno comenzaba a despertar otro año más, calentando a la vez la voz y calmando el corazón antes de comenzar a entonar el ..Cristo Bendito gloria de Cieza...

Fue con el cambio de tempo de la caja de la Banda Municipal de Música de Cieza, al final de la Calle Mesones, cuando las miradas se volvieron hacia el ''Consuelo Dulce del Corazón'' y la gente en un abrir y cerrar de ojos vio como la imagen aceleraba el paso y se despedía de la Cieza antigua para volver a su trono celestial que no es sino la ermita que a finales del S. XIX D. José María Marín Baldó diseñó para tan devota imagen. Mientras su trono lo esperaba en el antiguo ''Calvario'' el Camino de Murcia volvió a tornarse en un anochecer de fe, devoción, entusiasmo, alegría, compasión, recuerdos, peticiones y confianza en el poderoso imán que es la talla que desde Caravaca llegó para quedarse para la eternidad entre los ciezanos y ciezanas.

Ciezanos y ciezanas que llevaron en volandas a la imagen mientras desde lo más profundo de su corazón salían las letras que formaban los versos del himno al Cristo del Consuelo que compusiera allá por el final del S.XIX el ciezano D. José Lucas Conesa, dejando para la historia uno de los escritos más bellos que se han compuesto para la humanidad ,-y seguro estoy de que mis palabras no son una burrada-. Texto inacabado pues en el mismo faltan los vivas que cada año recibe la sagrada imagen cuando a las puertas del cielo, que es su ermita, recibe de los ciezanos que esperan verlo para despedirse de Él hasta cualquier día de estos en los que el alma y el corazón pide subir hasta su ermita y postrarse en los bancos donde se escriben mil y una historias a lo largo del año, deteniéndose solo en la gloriosa tarde del Domingo de Ramos, cuando de nuevo la imagen vuelve a encontrarse con su pueblo, mientras suenan los acordes del Himno Nacional, himno que esta vez puso el punto y final a otra jornada para el recuerdo del devoto al Cristo del Consuelo y a Cieza, palabras que indudablemente no son nada la una sin la otra, pues Cieza es del Cristo del Consuelo y el Cristo del Consuelo es de Cieza.

Cieza que ve como la cera de nuevo deja los recuerdos a ras de suelo, y como la música procesional va llorando por las esquinas, esperando que de nuevo el tambor las llame a la fila del cortejo o a la vara del trono.... ''Allí está del ciezano el faro luminoso, allí de nuestras almas el misterioso imán....''

José María Cámara Salmerón