Las plantas trepadoras descienden del mismo techo y la música de Arcangelo Corelli se mezcla con los delicados aromas de unas barritas de incienso japones. Vive en un viejo caserón, recientemente restaurado en el casco viejo de la ciudad. Los ventanales traseros ofrecen el discurrir del río y las infinitas tonalidades de verdes a lo largo de las huertas cercanas.
-¡ Pascual; puedes subir y hacérmelo!...
-Profiere desde la bañera con voz firme.
Se trata de Pascual, un joven que hace las tareas domesticas; quince años mas joven que ella. Rápidamente accede al cuarto de baño, que mas bien parece un estanque casi modernista. Ella, ahora de pie, muestra la rotundidad de sus caderas; a la vez que la esponja movida por Pascual recorre espaldas, nalgas y muslos. A través de un espejo ligeramente ahumado, ella observa como las maniobras en círculos han provocado una notable erección en él.
A María Dolores le divierte eso; y sabe que a sus treinta y seis años, su cuerpo todavía no ha sucumbido a la flacidez; -que sus formas siguen siendo atractivas y los hombres le miran con deseo, especialmente los de su cofradía.
Agazapado, detrás de un enorme cesto de mimbre; -donde aloja la ropa sucia-, se encuentra Julio Agripa; cual "voyeur", deleitándose con la escena. Posteriormente, Pascual pasara una gran toalla y de ese modo secará su cuerpo; -haciendo ímprobos esfuerzos para sujetar la excitacion.
Una vez acabado el ritual, Pascual marchará hasta el día siguiente. Es su fiel empleado; discreto y eficiente. Hace ya bastantes meses, María Dolores decidió enaltecer su cotidianidad a base de golpes placenteros. A salpicar su vida con ráfagas hedonistas. Pasó directamente, de las filas del paro a la riqueza mas rutilante; -gracias a un boleto de lotería primitiva, su cabeza fue coronada con dos millones de euros. Durante años ejerció de empleada, en un local de modas, hasta que la crisis cerró sus puertas y ella fue a la calle.
Se ha enfundado un batín de seda negra, que hace resaltar el frontis de sus pechos. Ha resaltado sus ojos oscuros con toques violáceos y los labios aparecen mas carnosos y sensuales. Repasa y observa su imagen en un espejo de anticuario. Retoca su media melena, con reflejos melaza sobre cabellos castaño oscuro. Ajusta su corpiño y perfuma ciertos recovecos de su cuerpo con Nina Ricci.
Dentro de un par de horas llegará su invitado, con el que compartirá cena. Un hombre que jamas pasa desapercibido allá donde vaya. Un personaje que derrocha horas y horas en un gimnasio, para poner a punto su organigrama muscular; aunque luego sumido en la soledad de su taller, perfilará delicados querubines y piadosos rostros femeninos, que incluso llegarán a procesionar en cortejos de alguna localidad. Su imnata elegancia le han dado una patina dorada de dandy del siglo XXI.
Como presidenta de la cofradía que regenta, pensó en él para liderar un proyecto de elaboración de un nuevo paso procesional. Pero no quiere que sea un trono mas; quiere algo que le diferencie del resto de hermandades. También sabe que le pondrán mil obstáculos. Pero está bien curtida, ahora su cofradía gusta, pero cuando se fundo les dijeron de todo, y muchas de esas críticas ofensivas vinieron del Cabildo Superior de Cofradías. Y todo por haber creado una cofradía de estricto carácter penitencial, que desdeñaba todo lujo en sus enseres y puesta en escena......
