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«Estoy muy contenta de ser María Luisa, la de la radio, porque la gente que me quiere, me quiere mucho»

Durante la entrevista se acerca al micrófono con el mismo cuidado, delicadeza y respeto que se tiene cuando en la juventud se da el primer beso. Es la voz del pueblo desde que, como comercial, llegó a la radio. Su voz es la compañera que cada mañana eligen miles de ciezanos en sus puestos de trabajo, ya sea subidos a un perigallo o en la mesa del despacho.

Nuestra entrevistada de hoy lleva toda una vida pululando entre las ondas de la que es su casa, Onda Cieza. Un hogar que le ha conferido el carácter de personaje público e incluso nos atrevemos a catalogarla como una de las personas más queridas por los ciezanos.

Hoy nos cambiamos los papeles y somos nosotros quienes entrevistamos a María Luisa Ortiz, María Luisa, la de la radio.

¿Cómo es eso de que tus preguntas servían a una anciana para compartir tiempo con su hijo?

Eso es muy bonico, porque la mujer no se aclaraba muy bien con la radio, entonces le pedía al hijo que grabara el programa y luego lo escuchaban juntos, con lo cual compartían tiempo. Luego hay casos muy curiosos, a mí siempre se me ha dado bien la gente mayor. De hecho, en una ocasión, una cría me llamó porque a su abuela le hacía mucha ilusión hablar conmigo; la mujer llamaba a los concursos pero la pobre era solamente para hablar, no sabía a lo mejor ni de que eran los concursos. La cuestión es que fui a visitarla y parecía que había visto a una estrella. Transmitía muchísima ilusión, era una anciana adorable. ¡Le faltó hacerme reverencias!

¿Cómo termina una estudiante de magisterio en la radio?

Pues avatares de la vida. Yo acabé magisterio pero no sabía dedicarme a estudiar sencillamente y aparte tenía que buscarme la vida, he trabajado en la oficina de un taller mecánico, en la fruta, vendiendo seguros y a la radio entré como comercial de publicidad en Antena Tres y ahí comenzó todo.

¿Has cumplido tus sueños?

No. Hay muchos todavía por cumplir y espero cumplirlos. El mayor sueño, siempre, creo que es la felicidad. Creo que es un camino, no una meta.

¿Le has tenido miedo alguna vez al silencio?

Yo no soy miedosa. Debo reconocer que, más que al silencio, alguna vez sí que le he tenido miedo a lo que yo me hablaba cuando estaba en silencio, pero no, al silencio no, de hecho, la soledad a mi no me desagrada, cuando es elegida, obviamente. Entonces, me gusta el silencio, aunque parezca mentira.

¿Hay algún comunicador actual con el que te identifiques especialmente? ¿Por qué?

Podemos hablar de grandes comunicadores, pero es que yo soy una locutora de emisora de pueblo. Si te puedo decir que me hace mucha gracia el presentador de PASAPALABRA, Roberto Leal, por la cercanía que tiene con la gente, por la risa y la simpatía.

Una canción que haya marcado tu vida

Marcar igual no, pero “I will survive” de Gloria Gaynor, me eleva. Hay una actual que también me gusta mucho de Rozalén con Estopa, “Vivir”. Para mí la música es cuestión de momentos, estados de ánimo. Puedo escuchar a Chaikovski, aunque hace muchísimo tiempo que no escucho música. En definitiva, es un estado de ánimo y depende de lo que estés haciendo y de la situación.

Un año tiene 51,1 semanas y, si es bisiesto, 52,2 ¿Cómo te reinventas cada día para no temerle a la luz roja del directo?

Es que yo creo que soy muy pesada, no me reinvento. Ahora en serio, hay una cosa importante y es que yo soy la de la risa y, claro, llega un día que te duele la cabeza, te has peleado con la mitad del mundo o tienes cualquier problema y, evidentemente, cuesta mucho; entonces lo que esperan de ti es que estés al nivel y a la gente no le interesa si tú tienes un problema o no y es que además yo no lo quiero transmitir. Mi trabajo es terapéutico para mí, me ayuda muchísimo. Llega un momento en el que, o bien haciendo entrevistas o hablando con alguien, comienzas a evadirte a centrarte en lo que estás haciendo y cambias el chip.

¿Qué noticia es la más difícil que has tenido que dar?

He dado muchas desgracias, pero más que noticia fue a una oyente nuestra que tenía una nena de nueve años que desde los cuatro estaba con leucemia, sufrimos con ella, sin conocernos, nos llamábamos, vivimos todos los tratamientos, la recuperación, que le dieran el alta y e incluso un trasplante de médula de su padre, pero no lo superó. Al poco tiempo falleció. La niña era fan de la radio y nos pedía que le pusiéramos la canción de “Antes muerta que sencilla”, y al año de morir, su madre me pidió que le pusiera una canción, y fue muy difícil, lo hice por su madre, lo hice por la cría. Creo que es lo más difícil que me ha tocado vivir en la radio.

¿Cómo afrontas un mal día sin que afecte en la simpatía y alegría que transmites a la hora de comunicar?

Sencillamente cambiando el chip como una actriz, un actor, un payaso que deja atrás todo. Intento centrarme en lo que estoy haciendo. La verdad es que no sé el mecanismo, pero todo cambia cuando empiezo mi programa.

Actualmente el tema de la depresión está, digamos, de plena actualidad ¿Alguna vez, bien por la exposición mediática o por la presión del día a día, has sentido la necesidad de parar por un tiempo?

No, ya te lo he dicho antes; al contrario. A lo mejor ha llegado un día de fin de semana y he estado deseando que llegue el lunes para volver a la radio. Es una especie de evasión el trabajo, piensas que tienes que estar a la altura y lo demás se queda al margen, con lo cual, mi trabajo es terapéutico. Eso sí, si que hay veces que no sé si la gente está recibiendo lo que quiere recibir y entonces ahí te planteas si hay que hacer otras cosas o reinventarse.

¿Crees que cuando tu carrera profesional termine, y la de otros compañeros de los medios locales, habrán otras personas que cojan el relevo?

Yo ahora mismo no veo relevo, tenemos a Carmen María aquí con muchas ganas, pero, precisamente por esas ganas que tiene y con su preparación, supongo que su futuro no está en Cieza. Es el problema que hay, si eres periodista de vocación, es que no vas a estar en una radio local, aspiras a más, obviamente. Si te gusta ser reportero, aquí no vas a serlo, te tienes que ir fuera. Si quieres emprender nuevas empresas y nutrirte de gente que sabe, aquí no vas a hacer nada; tenemos a Carmen María, a Marta Semitiel, Miriam Salinas, Daniel Josue y un largo etcétera. Hay muy buenos periodistas en Cieza, aquí no tienen futuro. Tampoco hay relevo para personas que no son periodistas, antes si, pero ya no hay.

Por último: ¿de que te sientes más orgullosa: de ser María Luisa, la de la radio, la madre de Pedro y Ángela, o la Pregonera de las Fiestas del Escudo ‘’La Invasión’’?

La madre de Pedro y Ángela, eso es lo más grande de mi vida. Por supuesto, pero ojo, yo también estoy muy contenta de ser María Luisa, la de la radio, porque la gente que me quiere, me quiere mucho. Yo recibo mucho cariño y eso me llena. Siempre es positivo que a una persona le muestren tanto afecto. Y, lo de pregonera, yo es que no me veo, no me identifico con esas cosas. Lo paso mal cuando tengo que hacerlo. Además, no sé comunicarme. Para finalizar, lo más grande, indudablemente, son mis hijos. Tengo la gran suerte de tener dos hijos extraordinarios