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¿Salarios bajos en Murcia?

Nuevas estadísticas sobre los salarios en nuestro país. En este caso, sobre los salarios medios por comunidades. Y de nuevo Murcia se encuentra en los puestos de cola.

El salario medio de un trabajador murciano en 2020, año al que se refieren los últimos datos disponibles, era de 22.919,62€ brutos anuales. En catorce pagas nos da una media de 1637,12€. A este salario hay que descontarle las deducciones habituales, como retenciones de IRPF o Seguridad Social y algunas otras más.

No se trata de un salario alto. Ni muchísimo menos. Y la cosa empeora si tenemos en cuenta que se encuentra unos 2500€ por debajo de la media nacional. Y hasta 7300€ menos que el salario medio más alto del país, que disfrutan los trabajadores del País Vasco (30.224,16 euros anuales).

Pero hay que hacer matizaciones a estas cifras. La primera, puramente estadística: la mayor parte de los sueldos se sitúan por debajo de la cifra media, por lo que la realidad teórica se ve empeorada por la práctica. Hay que tener en cuenta que en nuestra Región el empleo tiene una fuerte concentración en el sector agrícola, donde los trabajos son poco especializados y pobremente remunerados. También destaca un sector servicios en el que los salarios, como es notorio, son especialmente bajos en nuestra Comunidad.

Ahora bien: el salario bruto no lo es todo. Porque el coste de la vida es muy variable no solo entre las distintas regiones, sino también entre las diferentes comarcas de una región. Así los salarios suelen ser más altos en las ciudades que en las poblaciones rurales, pero no el coste de la vida. La vivienda, por ejemplo, es siempre mucho más cara en la ciudad que en el pueblo. Por el contrario, los alimentos y la ropa son más baratos en las grandes concentraciones de población debido a la mayor competencia. Todos estos datos nos llevan a una conclusión muy lógica: no se puede vivir de la misma forma con 1500€ al mes en Murcia que en Bilbao, pero tampoco en Cieza que en Murcia.

Hay más cuestiones importantes cuando hablamos de los salarios. Una especialmente importante, la cantidad de personas que dependen de ellos. Murcia es una de las regiones con mayores tasas de natalidad y donde las familias tienen un mayor número de miembros, ques dependen de los salarios de quienes trabajen en ellas. No es lo mismo una familia formada por una pareja y un hijo o hija que otra en la que la pareja crie a tres descendientes. Y en nuestro caso, en la Región de Murcia, las familias suelen contar con más integrantes que en otras zonas del país. Y dentro de la propia Comunidad las familias suelen ser más amplias en las zonas rurales que en las urbanas.

De cualquier forma, estas diferencias en el poder de compra entre comunidades no son suficientes para enjugar las diferencias de nivel de vida que conllevan los sueldos más altos con respecto a los más bajos. De hecho, el nivel de vida en el País Vasco es más alto que en la Región de Murcia, aunque la disparidad entre ambas se haya reducido en las últimas décadas. Pero además hay que tener en cuenta lo que no se ve, que no es otra cosa que las rentas que escapan al control oficial. Hablando en plata, el dinero negro. Algo que en nuestra Región, lamentablemente, es muy habitual. Y digo lamentablemente no porque no me guste que los trabajadores ganen más dinero; todo lo contrario, creo que en Murcia los salarios bajos no tienen causas estrictamente económicas. Pero lo que se ahorran empresarios y trabajadores al no declarar esas rentas es pan para hoy y hambre para mañana, ya que, al no cotizar por esas ganancias, tampoco recibirán nada por ellas cuando llegue la hora de cobrar prestaciones por desempleo, invalidez o jubilación.

De todos modos, estos complementos irregulares, estos salarios en negro, hacen disminuir bastante la brecha real entre los salarios de las diversas comunidades autónomas, aunque esta brecha cobre toda su dimensión en las situaciones que acabamos de describir. A la hora de vivir con lo que tenemos las diferencias, al menos mientras estemos en activo, no son tan amplias. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que la calidad de los servicios de los que disfrutamos (sanidad, educación, ayudas sociales) disminuye de forma muy notable precisamente por el descenso de recursos de las arcas públicas debido a estos ingresos no declarados. Y con ella disminuye nuestra calidad de vida. Y sería muy conveniente para todos que, por nuestro propio bien, se oficializasen los ingresos en dinero negro, algo que no traería más que ventajas para todos.