El tiempo - Tutiempo.net
El tiempo - Tutiempo.net

Cieza, hoy. Fernando Galindo y su Facebook

Hace unos días me llegó a casa el último libro, póstumo, de Juan Marsé. En la contraportada pone: ‘’Su intención era escribir una crónica de viaje, intercalando fotografías y titulares de prensa‘’. Ahora, cuando me aburro, cojo la tablet y mojeteo Facebook y, la verdad, le tomo el pulso al verano y a la sociedad ciezana con solo meterme en el perfil de Galindo y ver sus fotos. Ellas son la crónica, atemporal, del verano en Cieza. Ese que ya va llorando por las esquinas ante su próxima despedida.

Todos tenemos fotos en papel de cuando éramos críos y nuestros padres nos llevaban cada dos por tres al fotógrafo a inmortalizarnos para Dios sabe qué, pero también tienen fotos enmarcadas los recién casados, los que han bautizado a sus hijos o los que se han pegado el verano de su vida, de playa en playa y de chiringuito en chiringuito. Todo eso, creo, quedó atrás en el tiempo. Hoy las fotos no se imprimen, solo las imprimen algunos melancólicos que llevan veintidós años resistiéndose al cambio de siglo. Hoy las fotos se tienen en las redes sociales para que la gente le dé ‘’me gusta’’, tire la caña, critique o, simplemente, pase el rato. Instagram, Twitter y  Facebook y, otra vez, volver a empezar, así todos los días de esta vida, cada vez más, insertada en un teclado y en una pantalla. Es en mi pantalla, la de mi tablet, en la que, de vez en cuando, me meto a Facebook y veo el perfil de Fernando Galindo, bueno, no veo, él me salta automáticamente como la voz del vecino a la tranquilidad. La verdad es que insertarse en el perfil de Fernando Galindo es insertarse en un mundo de colores, personajes, recuerdos, fotos del amanecer, pero, sobre todo, del día a día en Cieza.

Galindo es como ese reportero puñetero que no se separa ni un segundo del político de turno para, en un despiste, poder sacarle algún titular jugoso para su informativo, portada o red social. Galindo no se pega a políticos, bueno, alguna vez sí, pero él no busca titulares más allá de los que pueden generar una foto en la mente de cada uno. Fernando cuenta nuestra vida y, a estas alturas de ella, no seré yo quien os venga a contar como la cuenta, como hace las fotos y como asalta a sus modelos. Fernando es desparpajo, pero también es el cronista, no oficioso, de nuestras estaciones. En este caso de este verano de calor asfixiante, inflación y aire acondicionado a 27 grados.

Cuando cierres este artículo, te invito a que vayas a buscar a Fernando Galindo en Facebook. Ahí encontrarás desde un retrato, a lo náufrago, de Pepe Gómez hasta una foto de inspiración beatleiana de unos senderistas al llegar a la Ermita de la Virgen del Buen Suceso. Tampoco falta la foto del usuario diario del Paseo Ribereño, del terrateniente agrícola, de quien durante el año vive en Madrid, pero, siempre con la mirada dirigida a la  Atalaya, viene cada cierto tiempo a visitar a su madre; tampoco falta quien, pese a la edad, sigue trabajando la tierra como ha hecho toda su vida; quien va a oficiar una boda y de quien se acaba de casar. Todo esto es el verano en Cieza, faltan muchas cosas, ¡claro que sí! Por eso, les insisto, métanse en el perfil de Fernando Galindo, pónganse cómodos y descifren el verano que casi se nos va, pero eso sí,  siempre recogidos con el objetivo, ya sea de la cámara o del móvil de Fernando Galindo, el hombre que camina con sombrero, bebe los vientos por Cieza en primavera, el que, si la salud se lo permite, se va a la Selva de Irati en otoño y quien, mejor que cualquier agricultor, conoce cada uno de los rincones de nuestra localidad.

Ya queda poco verano, es una obviedad, pero seguro que Fernando estará en cualquier rincón captando todo lo que se nos viene encima: folclore, castillo de fuegos artificiales, pregón, procesiones, Tío de la Pita y tantas y tantas cosas que se sucederán en las próximas tres semanas. Fernando es, sin necesidad de título, el cronista oficial del verano en Cieza y, si te atreves, rebátamelo.

Por cierto, como dice @Pintarraheô: ‘’ Felîh Nohequê’’ y el nohequê es la Feria 2022.

Os espero en quince días, mientras sigo observando la vida.