La luz de las velas reconforta al que se queda, al que espera.
A veces se piensa que la muerte es el fin pero según pasan los días, los años y la vida, vemos que no, que no es el fin, independientemente del credo que cada cual profese, la muerte es luz.
Aceptar la muerte es difícil y más cuando llega antes de tiempo.
A mí me parece que a Paco le ha llegado antes de tiempo y mientras observo la vela que desde varios días está encendida en mi casa, me vienen a la cabeza vivencias y recuerdos que van a superar a la muerte.
Paco es luz, esa luz le ha hecho ir cumpliendo sueños, vivir la vida que ha querido y rodearse de personas que lo han querido y mucho.
Es un luchador nato, lo conocí en su primera gran batalla, luchó por el amor de su vida, luchó por Encarna y por un futuro juntos.
Después luchó por cambiar de trabajo y se dedicó a cuidar de los demás, a través de su trabajo en Las Zarzas y como político honesto.
La batalla contra el cáncer no la ha superado, pero sí ha tenido fuerzas para seguir repartiendo luz, la he visto en los ojos de sus hijos.
Sus hijos transmiten serenidad y fortaleza, cualidades que sin dudarlo les ha transmitido su padre.
Por aquí nos quedamos con una sonrisa de agradecimiento por el tiempo compartido.
