El tiempo - Tutiempo.net
El tiempo - Tutiempo.net

Tanques para Ucrania

La guerra sigue en el este. Dentro de poco se cumplirá un año de un conflicto que yo mismo pensé que no estallaría ante la escasa preparación previa rusa. Y, sin embargo, estalló.

No hace falta insistir en la destrucción y el sufrimiento causados por los delirios de un loco imperialista ávido de conquistas. No hace falta tampoco recordar el fracaso ruso en su pretendida campaña relámpago para derrocar al gobierno ucraniano, anexionarse definitivamente el este del país y poner en el poder a un títere obediente. La “operación militar especial” de Putin se ha convertido en uno de los peores fracasos (y ha habido muchos) de la historia militar rusa.

El ejército ruso está pésimamente dirigido, sus soldados mal entrenados y peor avituallados y con la moral por los suelos. Incluso se da una nada disimulada lucha entre las fuerzas mercenarias del grupo Wagner y el ejército regular. La fuerza acorazada rusa ha sido destripada, la aviación ha perdido innumerables aparatos y Rusia se ha visto obligada a desarrollar una guerra de aplastamiento, al estilo de la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial, machacando las ciudades que pretendidamente iba a liberar y masacrando a sus habitantes, a los cuales abandonó ante el reciente contraataque ucraniano. No consigue apenas avances y solo confía en causar la suficiente destrucción con su artillería para obligar a Ucrania a aceptar sus condiciones.

Pero Ucrania no se rinde. De hecho, y con la ayuda occidental, ha contraatacado y dejado a los rusos en el más espantoso de los ridículos, causándoles además bajas inasumibles. Sin embargo, los ucranianos carecen de una fuerza pesada capaz de forzar a los rusos a retirarse de su país, o al menos a negociar desde una posición de debilidad. Le hacen falta armas pesadas: tanques, artillería autopropulsada, antiaéreos móviles, sistemas de armas combinadas en definitiva.

Y Occidente parece dispuesto finalmente a facilitárselas. Hasta ahora las reticencias habían sido muchas, ya que se temía que los rusos lanzasen ataques convencionales contra territorios de la OTAN. Pero la guerra ha hecho evidente la debilidad militar rusa y Occidente parece querer aprovechar la oportunidad para hacer que Rusia quede debilitada para mucho, mucho tiempo. Y las armas pesadas parece que por fin van a llegar a manos ucranianas.

Y, curiosamente, esta decisión está causando críticas en diversos medios políticos occidentales. No es de extrañar que los grupos de extrema derecha critiquen la medida, siendo como son admiradores, cuando no imitadores, de Putin y de su sistema oligárquico-dictatorial. Sin embargo resulta muy llamativo que grupos de izquierda progresista se opongan al envío de armas pesadas al gobierno ucraniano. Aducen que esta política puede enconar aún más el conflicto y provocar una escalada.

Olvidan sin embargo que Ucrania, el país que va a recibir esas armas, ha sido atacada e invadida por una potencia extranjera. Olvidan las matanzas y masacres, la huida de refugiados, la destrucción y el sufrimiento provocados por el invasor ruso. Olvidan también la actual estrategia rusa de bombardear de forma indiscriminada a los civiles inocentes, al más puro estilo terrorista inventado por los nazis.

Y olvidan, sobre todo, que Ucrania es un país soberano, legalmente constituido e internacionalmente reconocido. Y como tal Ucrania tiene una serie de derechos tutelados por la comunidad y la legalidad internacionales, como el derecho de beligerancia, que no es otro que el de cualquier país atacado a proveerse de armas para defenderse. Y a utilizarlas contra su agresor.

Parece que hay quien piensa que hay que dejar paso a la negociación y al diálogo. Propuesta que no es mala per se, pero que carece de cualquier sentido de la realidad desde el momento en que el agresor pone como condición indispensable para negociar que se reconozcan sus conquistas y la anexión (un hecho absolutamente ilegal en el derecho internacional) de dichos territorios conquistados. Putin sabe que el tiempo corre en su contra, y por ello intenta provocar en Ucrania la mayor destrucción que sea posible en el mínimo tiempo, para conseguir una posición de fuerza. Pero el dictador ruso no se detendría ahí; si cree que ha ganado volverá a hacerlo, ya que no le faltan territorios y países que él y los suyos consideran rusos pero que ni por asomo quieren tener que ver con Rusia. De hecho, la política de contención, de apaciguamiento, hacia un dictador expansionista, no sirve sino para avivar el aventurerismo conquistador de este. Y si no, que le pregunten a casi toda Europa que ocurrió la última vez que se intentó apaciguar a un dictador sanguinario y se negoció con él.

Así que sí, Ucrania tiene derecho a armarse y a defenderse. Y sí, Occidente esta legal y moralmente capacitado para ayudarla. De hecho, Putin lo tendría muy fácil para terminar con el conflicto, podría retirarse aduciendo simplemente que había castigado suficientemente a Ucrania y le había impuesto su voluntad. Pero no lo hará, porque no puede darse por vencido. Sobre todo, cuando son otros los que dan su sangre y su vida en el frente, y no él o los suyos.

Aunque puede que sí tenga que hacerlo. Si se ve obligado por los tanques ucranianos.