Me echo de menos,
lo peor, no fui yo quién me eché.
Que lo que antes me encantaba
ahora se ve nublado.
Mi subconsciente se ve desesperado,
ante un corazón que tanto le ha llorado.
La soledad llamaba y yo siempre colgaba,
ahora la espero asomada a la ventana,
igual que Shakespeare a su amada.
Un día cualquiera viniste al rescate,
cuando la soga apretaba y el silencio,
mataba.
Le borré el sentido a la locura,
amarrada a tu insensata cordura.
Intenté pintar mis grises de arcoiris,
reavivar la fortaleza que un día porté.
Contigo todo eran batallas,
mil batallas que nunca gané,
la victoria me sabía a sangre.
Tú, que piensas que soy de hierro.
Yo, que de tanto admirar el fondo
me hundo en tus arenas movedizas.
Siempre fue su fuerte prometer,
capaz de prometer el mundo,
y cumplir solo una madrugada.
Disparos al aire,
impiden el final de la partida.
Se ha hecho tarde,
si crees que tienes el control,
Jaque Mate.
