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Cieza, hoy. La vida continúa

Parece duro, pero la vida continua, aunque los golpes te dejen noqueado. Terminó Semana Santa, con todo lo que eso supone para los ciezanos. El calendario avanza hacia lo que, previsiblemente, será un tórrido verano – para variar-. Nada detiene las agujas del reloj y el temporizador del campo sigue anunciando el paso de los meses. Nada se detiene por más que queramos. Todo debe seguir su curso, nos guste, o no.

El Sevilla sigue ganando en la Europa League – que se note el bufanderio de este que les escribe- los cofrades tienen que devolver sus túnicas a las casas de hermandad, poniendo así fin al ciclo de la Semana Santa, los niños comienzan a jugar en las calles, como hacíamos en otras décadas, Encarna sigue saliendo al portal en su silla de ruedas, la mujer sigue sacando su silla de mimbre a la calle para tomar el sol y los melocotones comienzan a ser más que meras pelotitas. La vida sigue su curso. Nada la detiene.

Debo reconocerles que me gusta ver cómo pasa la vida, me gusta pasear por la calle y observar a diestro y siniestro todo lo que ocurre a mí alrededor. La vida late con fuerza en nuestra localidad y ese latir es más que palpable cuando el sol comienza a dejar de achicharrarnos. Hay una diferenciación más que evidente entre la mañana y la tarde en nuestra localidad, pero, lo que es más evidente es que el ciezano entiende del paso de la vida como nadie. Entiende que, cuando mismo pasa enero, la vida comienza a acelerarse en cada rincón de Cieza. Cuando el campo comienza a despertar, comenzamos a ser conscientes de que todo se acelera, pero se acelera porque nosotros así lo queremos. Lo aceleramos a ritmo de comparsas, de aceite hirviendo en las tortas de reventón, en los redobles lentos de tambor y en el timbal descontrolado. Cieza, y por ende los ciezanos, comprendemos como nadie esa locución latina conocida como ‘’tempus fugit’’. Lo entendemos, lo respetamos, pero también lo exprimimos al máximo con el fin de que nada, absolutamente nada, se nos escape.

La vida, a veces, nos da unas hostias –perdonen la expresión- tremendas. Nos da unos golpes que nos dejan noqueados. Nos arrebata amores, nos arranca familiares y amigos y nos toca la salud hasta dejarnos sin aliento, pero, ante eso, siempre solemos decir la misma frase: ‘’toca seguir adelante’’ y, al final, es verdad. No podemos detenernos en ese hecho desgraciado que nos deja tiritando y que nos resquebraja internamente. No podemos pararnos ante nada y ante nadie, la vida sigue, los sueños deben continuar y nuestro caminar debe seguir hacia adelante. La vida nos da golpes, ¡claro que sí! Pero también nos enseña a continuar en el camino pese a las heridas que nos provoca. Vivir es un regalo, eso es incuestionable, y vivir en Cieza todavía más.

Es necesario, día tras día, ser conscientes de la fugacidad de la vida, de los momentos, de los amores, de los amigos, de los recuerdos y de las cosas buenas. Nada es eterno en este discurrir por este infinito regalo que es la vida humana.

Sonríe, sueña, disfruta, vive, ama y siente tú día a día. La vida continua, contigo o sin ti.