La historia tiene sus momentos. De mayor o menor trascendencia, depende mucho de a qué y a quiénes afecten.
Y Cieza, su historia, tiene naturalmente los suyos. Cada uno a su nivel, de su parte de la vida de sus habitantes, de mayor o menor duración.
Y a nivel informativo, periodístico, son varios los hitos que marcan el devenir periodístico de la ciudad. Uno de ellos ocurrió hace diez años, cuando una nueva web de noticias aparecía en el panorama de la prensa, en esta ocasión electrónica, ciezana: Cieza en la Red.
En la prensa online del momento de nuestra ciudad el monopolio lo ejercía la página web del ayuntamiento, única de su género en aquel tiempo. Por tanto, Cieza en la Red suponía una absoluta novedad en el panorama tanto informativo como de formato. Una publicación nueva, independiente, sin ataduras ni controles.
Fue poco después de su creación cuando empecé a escribir en este periódico digital. Al principio de forma esporádica. Después, a petición de Tomás, su director y editor, con más asiduidad. Hasta convertir mi columna de opinión en semanal, su actual periodicidad. Y he vivido prácticamente esos diez años de historia de Cieza en la Red como parte integrante de ella.
Y entiéndaseme bien: no soy periodista, sino aficionado a escribir, alguien a quien le gusta indagar en lo que ocurre. Y he tenido la inmensa suerte de que se me ha dado la oportunidad de plasmar mis pensamientos, mis ideas, mis quejas, mis penas y alegrías, de compartirlas con el público. Un público al que estoy profundamente agradecido por leer lo que escribo. Aunque en no pocas ocasiones algunos lectores se hayan mostrado en desacuerdo conmigo, e incluso profundamente contrarios a lo que he escrito. Pero esto forma parte del juego: aunque me gusta fundamentarlas con la mayor profundidad posible, lo que escribo son opiniones, mis opiniones, que ni tienen que ser verdades universales ni coincidir con las del cien por cien de mis lectores.
Y, por supuesto, también hay quien está de acuerdo con mis artículos; incluso hay personas (dicho por ellas mismas) que se informan de muchos temas por lo que escribo. A todos ellos estoy tan igualmente agradecido como a quienes difieren de mis análisis. Porque, insisto, son mi público. Y leen lo que escribo, lo cual es un magnífico pago a mi labor.
Y, cómo no, también lo estoy al medio que me permite, semana tras semana, hacer un somero análisis de algún tema de actualidad o expresar mis dudas y temores sobre lo que está por venir. No todo el mundo tiene esa suerte, y menos aquéllos y aquéllas a quienes nos gusta escribir. Cieza en la Red me ha dado esa oportunidad. Aunque a veces sea difícil escoger un tema del que hablar entre tantos y tantos acontecimientos que suceden simultáneamente. Y, aunque sean las menos, también se da el caso de momentos en los que hay muy poco de qué hablar. En épocas de vacaciones estivales, sobre todo.
En fin, que Cieza en la Red cumple diez años. Y es para mí motivo de alegría, de íntima satisfacción, de orgullo incluso, formar parte de esta década casi desde el principio de la misma. Y lo sería más aún si dentro de diez años, cuando Cieza en la Red, si todo va bien, abarque la vida entera de una generación, sigo formando parte de este proyecto que ya no es un futuro hipotético, sino un presente plenamente vigente y consolidado, imprescindible hoy por hoy en el panorama informativo y periodístico de la ciudad que le da su nombre.
Parafraseando a Napoleón, diez años nos contemplan. Y espero, deseo, que sean muchos más.
