El 14 de enero de 2020, Borja Sémper dejaba la política- tres años más tarde ha vuelto para estar junto a Nuñez Feijóo, pero eso no lo sabía en aquel momento-. En aquella despedida como cabeza visible del PP en San Sebastián, señalaba: ‘’Me incomoda mucho un clima de confrontación permanente en la política. Tengo la amarga sensación de que la política transita por un camino poco edificante. Convendría prestigiarla y que vuelva el respeto» Ese camino poco edificante es, quizás, el resumen de lo que está pasando en Cieza en las últimas semanas.
La campaña electoral ha arrancado, por si no se habían dado cuenta, y, con ella, la bronca constante y las malas artes han vuelto a estar a la orden del día. Ataques personales inaceptables en el templo de la democracia ciezana, el pleno del ayuntamiento; referencias a la política nacional que son respondidas con abucheos desde el patio de butacas o insinuaciones de dedazos son, tristemente, lo que estamos viviendo los ciezanos estos días. ¿Qué construye esa estrategia, si no hace más que destruir lo construido tras muchos años de afianzamiento de la democracia?
Hubo un día que decidí dejar la política, que decidí construir mi pueblo desde mi yo más personal, desde este rincón de Cieza en la Red y desde mis redes sociales. Decidí colgar las pulseras rojas y azules y decidí que la política no era el camino de construcción y diálogo que siempre estuve convencido de que debería ser. Al fin y al cabo, mi objetivo siempre ha sido poner a Cieza por encima de todo y de todos, como madre que te acuna cada noche de tu vida, como abuela que te besa la frente cada vez que vas a verla y como hermano que acude a ti para que le ayudes con mamá. Cieza como alfa y omega de la política, ese debe ser el fin y el objetivo de todo político ciezano. No hay más. Nuestra tierra por encima de soflamas nacionales y populistas, que, para populista, ya tuvimos bastante con Iglesias.
En apenas quince días acudiremos en masa a las urnas, unos votarán izquierda, otros derecha. Cada cual tendrá sus motivos para votar a un color u otro, pero yo solo espero que cada voto sea un homenaje a nuestra tierra, Cieza. Lo que pase el 28-M nos marcará durante cuatro años de nuestra vida. Cuatro años en los que el tiempo no se detendrá, no parará ni nada cambiará la decisión del pueblo, porque el pueblo es, en suma, el abogado del destino de la ciudad que nos tiene robado el corazón. Ciezano: ¡vota! vota lo que te venga en gana, pero vota siempre pensando en tu tierra, en tu vecino, en tu futuro, en el futuro de tus hijos, en los últimos días de tus vecinos ancianos y en la Cieza que quieres ver cuando vayas a los Valencianos a tomar café, a pasear por el Paseo Ribereño o cuando Cieza huela y vibre con su Semana Santa. ¡Vota! pero piensa en Cieza, por favor.
A ti, polític@: déjate de ataques personales, déjate de chulerías, déjate de altanerías y deja de lado las malas artes, queremos lo mejor de vosotros, queremos limpieza democrática y queremos, sobre todo, propuestas que mejoren nuestro día a día. Tus faltas de respeto no nos gustan. Antes de hablar y de desprestigiar, piensa en todas las personas que te votaron en su momento ¿crees que es lo que ellos esperaban de ti cuando te dieron su confianza? Creo que no, piénsalo.
Me despido citando a Iván Redondo: ‘’ las expectativas las tienes, pero tienes que organizarlas’’. Ojalá, tanto los ciezanos como los políticos, organicen sus expectativas antes del veintiocho de mayo, Cieza está en juego.
Os espero en quince días, mientras sigo observando la vida.
