Andaba yo hace unas semanas, durante una de las innumerables olas de calor con las que nos ha obsequiado este soporífero verano, pensando sobre ciclos vitales que acaban y comienzan. Etapas que sin fecha concreta y determinada nos exigen abrirnos a los cambios. Ya les aseguro yo que a un servidor las transiciones que tienen que ver con la alteración de costumbres y rutinas le cuestan horrores, aunque con los años uno lo va llevando algo mejor, o al menos así trato yo de convencerme.
El caso es que en plena selección de nuevos proyectos, porque así lo requiere el momento, fui citado, ni más ni menos que en “Los Valencianos del Convento” (lugar en el que se queda para los asuntos importantes en este pueblo), por los responsables de la que para mi supone una maravillosa, inquieta e ilusionante aventura que desde hace años vamos viendo crecer y madurar aquellos a los que nos gusta estar informados en tiempo y forma sobre lo que sucede en esta villa llamada en la actualidad Cieza.
Mentiría si no reconociera que tras la proposición recibida por parte de Tomás, Joqui y Chema me sentí abrumado. ¿Por qué yo?, me preguntaba interiormente mientras me explicaban, mirándome a los ojos y rebosantes de ilusión, los motivos por los que habían pensado en mí. Conozco el nivel de algunos ciezanos y ciezanas a la hora de escribir y al compararme con ellos, me siento tan pequeño, tan tosco, tan inseguro… ¿Por qué yo?. ¿A quién le va a importar lo que yo pueda opinar?. Sinceramente, tras los últimos tumultuosos, expuestos, agitados e incluso vertiginosos años que he vivido junto a mi compañera de vida y mis dos hijos, no me apetece absolutamente nada contarle a nadie lo que opino con respecto a nada que pueda suponer el más mínimo enfrentamiento. “Ni me importa lo que piensas ni pretendo que te importe lo que pienso”. Vivo desprovisto de redes sociales precisamente porque me importa un carajo, con perdón, lo que opine la inmensa mayoría del personal que abunda en ellas, siempre bien provisto de esa, bajo mi punto de vista, temeraria seguridad absoluta a la hora de sentenciar con sus opiniones. Reconozco que a mis 43 años, cada vez dudo mas de casi todo. ¿Cómo voy yo a opinar de nada públicamente?.
Les confieso que solo el entusiasmo de los que forman esta casa llamada Cieza en la Red, mis inquietudes sobre ciertos temas y mi incondicional amor por Cieza me han dado el empujón a la hora de dar un paso al frente y presentarme ante ustedes para contarles de vez en cuando (espero que al menos una o dos veces al mes) algunas cosas que humildemente, un servidor entienda que puedan ser de su interés, aún a sabiendas que el nivel de las plumas que construyen este medio me resulta inalcanzable.
Les hablare sobretodo de mi principal pasión, LA MÚSICA, contaremos historias, conoceremos a hombres y mujeres cuyas vidas han girado en torno a ella, daremos cabida a los jóvenes grupos y solistas ciezanos emergentes, estaremos pendientes de “que se cuece” en nuestro maltrecho circuito de música en directo, cubriremos algún que otro concierto y en definitiva, intentaremos buscar en los entresijos musicales de Cieza para traer a estas líneas todo lo que entendamos, pueda ser digno de ustedes. También tocaremos otros temas en torno a la cultura y excepcionalmente, solo cuando lo vea muy claro, hablaremos de alguna cosilla más…
Coger el relevo del que allá donde esté siempre será mi profesor, del que por muchos años que pasen, considerare referente y gran culpable en muchos aspectos sobre mi forma de ver la sociedad, entender nuestra historia y afrontar la vida en todo su contexto, es sin lugar a dudas uno de los mayores honores que he tenido en mi vida. Florentino Mulas “Tino”, estarás presente en cada palabra que yo escriba, porque en todo lo que escriba tú habrás tenido muchísimo que ver.
Eternamente agradecido a las personas que me han embarcado en esta aventura, intentaré no defraudar y estar a la altura. Nos iremos viendo y leyendo. Gracias de antemano. ¡Comenzamos!