Rimmel, pinta labios, eyeliner, gloss, son conceptos que las nuevas generaciones tienen muy asimilados desde pequeños. Hoy en día, es prácticamente imposible dar dos pasos por la calle sin ver que una madre le ha puesto una tableta a su bebé en el carrito para que no llore, los adolescentes, hartos de navegar por las redes sociales creyendo ser los reyes del mambo por saber pintarse la raya del ojo a los trece años. Acomplejados por sus cuerpos, por la cantidad de influencers que son muy healthys siendo su único objetivo profesional llegar a optar a los premios Ídolo, para poder pisar la alfombra roja en pijama, claro está que, si les dicen algo, “es que sigo modas”.
Con esto quiero enseñar la sociedad que se está creando, las nuevas generaciones no es que no se informen, es que las estamos informando mal. Trata de una batalla de roles entre lo que está bien (cuánto más delgadas mejor) y lo que debe ser (tener la suficiente autoestima como para defender lo que te gusta). Consumimos muchas redes sociales, pero es imposible pararse a ver el informativo de Ángel Martín entre tanto try on haul. Está claro que la solución no consiste en acabar con el enemigo, sino más bien en unirnos a él.
Si fuesen más los periodistas que se abriesen cuentas en tik tok para informar sobre la realidad sin seguir bulos, con la verdad por delante, como Pedro J Ramírez nuestra generación estaría en el top tres de generaciones más y mejor comunicadas de la historia.