El otro día mantuve una conversación por Instagram con un amigo a razón de un tema que no viene a cuento, pero recuerdo que le respondí: ‘’ Me gusta madurar mis opiniones’’ y cierto es. Han pasado algunos días, he querido bajar el suflé del éxito, porque, al igual que el dolor y la frustración tienen sus tiempos, el éxito también los tiene.
Hoy, mientras organizaba mi habitación, me he puesto un capítulo de ‘’La Matemática del Espejo’’ concretamente en el que Carlos del Amor entrevista a Candela Peña. La entrevistada decía: ‘’ Yo nunca soy primera opción para nada’’. Y, escuchen, me he sentido totalmente reconocido. Me ha costado mucho alcanzar mis objetivos, he tenido que luchar mucho por cumplir mis sueños y, sobre todo, he llorado y me he lamentado mucho por no poder cumplir mis metas vitales que, al fin y al cabo, son las que toda persona de una edad media tiene, pero ¿saben qué? Lo conseguí. Ahora sí. Triunfé – permítanme, por esta vez, que peque de grandilocuencia-. Triunfé porque soñé. Siempre he pensado que lo mejor de la vida es lo que soñamos en la calma de las horas intempestivas. A veces nos acordamos de qué hemos soñado, otras, sin embargo, solo sabemos que algo ha pasado, más que nada por el nivel de excitación con el que nos hemos levantado, pero siempre tenemos claro que hemos soñado.
Soñar es importante, porque si no ¿de qué vamos a vivir? ¿De rutinas? ¿De bares? ¿De besos que nunca darás y cuerpos que nunca sentirás? ¿De qué? Soñar es clave en una sociedad en la que apenas quedan motivos para sonreír. Recuerdo perfectamente las primeras horas de la mañana previas a mi examen escrito. Cogí el coche a eso de las siete menos cuarto y, nada más escuchar el primor bostezo del motor, ahí que enchufé Spotify y al segundo sonó Víctor Küppers, En su célebre charla de TED dice algo así como: miramos los telediarios y nos hablan de la prima de riesgo, ponemos la radio y nos hablan de crisis y el Banco Central Europeo –la conferencia es de 2008- hoy no se habla de crisis, que alguna habrá, pero si se habla de fascismo, de bloqueo institucional- hablaremos de eso próximamente- y de que Carvajal es un facha. Todo es un bucle y, por ese motivo, no otro, te invito a soñar. Yo soñé con tener un futuro mejor, con tener algo que me hiciera sentir que cinco años de universidad no solamente servían para decorar un rincón de mi habitación, además un rincón justo encima de una reproducción de una pintura de @jmoraglez en la que un tipo de Libertad guiando al pueblo pisa sobre Andalucía y el lema ‘’ANDALUCÍA PARA LA HUMANIDAD’’, como ven, me ha quedado un rincón bastante mono, pero yo no quería que mi título fuera solo un elemento decorativo, quería que me sirviera para algo más, que me sirviera para levantarme cada día con una sonrisa porque sé que alguien me espera, quería que me sirviera para cada noche, al cerrar la página del libro que tenía entre mis manos, saber que el despertador iba a volver a sonar a las siete y que, en algún lugar de la Región de Murcia, me están esperando. Para eso quería mi título, no para que me decorara un trozo de pared de veinte años de vida.
Yo soñé con cambiar mi vida, ¿ustedes sueñan con cambiar la suya o simplemente se dejan llevar por el bamboleo de las olas de la rutina? Les invito a soñar, como ya lo he hecho muchas veces. Sé que alguno pensará que un pimiento para mí, que mucho hablar y escribir, pero cada uno tiene sus tropecientos mil problemas. Todo eso lo sé, pero, insisto, sueñen, sueñen para ser felices, para tener un motivo por el que levantarse y para que, cada día, la sonrisa ilumine sus caras, de lo contrario, pobre de ustedes, queridos lectores y lectoras.
Por último, no quiero despedirme sin agradecer las numerosísimas muestras de cariño que he recibido desde mi aprobado. GRACIAS.
Os espero dentro de quince días, mientras sigo observando la vida.