*Este artículo comenzó a escribirse en agosto.
Seguramente algunos de ustedes pensaron el 1 de julio: ¡menos mal, verano, la gente a la playa y aquí tranquilidad! Se equivocaron, se equivocaron como yo. Yo que pensaba que iba a ser un verano tranquilo, más allá del tema futbolístico, pero nada más lejos de la realidad. El pueblo está que arde, y no es por el calor que ha hecho, no. El pueblo arde por el descontento generalizado con la clase política.
La verdad es que a ver quien tenía narices a aventurarse a escribir un artículo sobre los dimes y diretes que, desde diferentes lados, iban llegando al pueblo raso respecto a la política. Si bien es cierto que podíamos intuir que la ruptura, unilateral, del gobierno local iba a traer serias consecuencias para la ciudadanía, lo que no intuíamos es que la situación se iba a tornar casi insoportable para un gran conjunto de ciudadanos que, agrupados en asociaciones, han visto como desde el ayuntamiento se les ha dado de lado.
Todos conocemos los varios intentos que desde el gobierno local se han realizado para sacar adelante una modificación de crédito que, entre otras cuestiones, incluían el pago de las subvenciones a entidades tan importantes como la Junta de Hermandades Pasionarias, la Hermandad de San Bartolomé, la Banda Municipal o el Grupo de Coros y Danzas ‘’Francisco Salzillo’’, entre otras entidades – perdonen que obvie a algunas entidades, pero no es cuestión tampoco de enumerarlas a todas- A ese pago de subvenciones, se le sumaban las partidas presupuestarias para continuar las ya eternas obras del Puente del Ginete o el inicio de las obras, tan soñadas y esperadas, del Colector de Ascoy; pues bien, a principios de julio todo se fue al garete con una serie de plenos extraordinarios a cada cual más esperpéntico, todo por querer hacer las cosas a prisa y corriendo. Resultado: parálisis total y absoluta de las entidades beneficiarias de las subvenciones y parálisis del pueblo a niveles nunca antes vistos.
Yo, que apenas cuento en mi DNI con unos pocos años por encima de la treintena, nunca había visto una situación tan agónica para entidades que son el pulmón cultural y social de nuestra localidad. Cieza sobrevive como puede gracias a la labor de su tejido asociativo que, luchando siempre por los intereses de los ciezanos, trabajan y sueñan con llevar a cabo sus actividades culturales para, por consiguiente, llenar a Cieza de vida y de actividades. Sin embargo, hemos visto como, justo el 1 de agosto, la Banda Municipal de Cieza lanzaba en redes sociales un comunicado –el primero de muchos- donde recogía, cito textualmente: ‘’ la falta de apoyo del Ayuntamiento hacia esta institución tan importante que forma parte del corazón cultural y musical de nuestro municipio. (…) Exigimos al ayuntamiento que reconozca y valore la importancia de nuestra banda. Que provea los recursos y el apoyo institucional que merece la banda del pueblo. ’’ Todos sabemos lo que ha venido después, como, por ejemplo, el ver como el 8 de septiembre la Banda Municipal no acompañaba a la Patrona de Cieza en su regreso al pueblo. Una locura ¿verdad? Pues bien, la situación es tan insostenible que se ha llegado incluso a valorar la suspensión de las procesiones de San Bartolomé y la Virgen del Buen Suceso Coronada, PATRONES ambos de nuestra localidad, aunque luego la sangre no llegó al río, bien por miedo o por buenismo, no lo sé. En definitiva, el tejido asociativo de nuestra localidad está herido, no de muerte, porque somos muchos los que estamos en él y no lo dejaremos caer, pero lo que sí es una realidad es que la gestión municipal está siendo todo lo contraria a lo que debe ser la política. Es decir, facilitar la vida a los ciudadanos y trabajar en el desarrollo de la urbe. Yo no sé cuál debe ser el desenlace, y no me aventuro a dejarlo por escrito, pero sí que dejo por escrito que esto es inaguantable. El otoño y el invierno son meses duros, ha pasado un año y poco desde que Tomás Rubio se alzó con el bastón de mando y, la verdad, todo se puede resumir en aquella histórica frase de Unamuno: ‘’Venceréis, pero no convenceréis’’.
Señores políticos: dejen sus cuitas y sus egos personales de lado y pónganse a trabajar por la ciudadanía. No merecemos estos ninguneos al sector asociativo ni merecemos esta imagen tan paupérrima que estamos dando como localidad. Tontos no somos y perfectamente sabemos quiénes son los culpables de la situación que vivimos. No sé, yo creo que lo mejor que puede pasarle a cualquier persona es irse a dormir con la conciencia tranquila. ¿Se van nuestros políticos a la cama con la conciencia tranquila? Creo que no.
Un último apunte, creo que va siendo hora de que algunas asociaciones miren a la Banda Municipal de Cieza y actúen de la misma forma. Un movimiento unánime del tejido asociativo no vendría mal, el buenismo y el bienquedismo no traen nada bueno, solo golpecitos en la espalda y besos ‘’temporales’’. Si mañana te veo, no me acuerdo quien eres.
Cieza, Cieza y más Cieza. No hay otra historia. El cementerio está lleno de imprescindible.
Os espero dentro de quince días, mientras sigo observando a la vida.