Diciembre es el último mes del año, el de la Navidad, las compras, las reuniones familiares, las cenas de empresa, los regalos, el mes de pensar en todo lo pasado y en el futuro próximo, el de hacer cosas por última vez porque en enero empezaremos una nueva forma de vida, el mes de soñar con la lotería, el de esperar con ilusión a los nuevos que vendrán y el de recordar con cariño a los que se han ido pero también, y sobre todo, es el mes del cine. Y lo es, en esencia, porque la historia ha otorgado el honor de ser el nacimiento del séptimo arte el 28 de diciembre, día en el que los hermanos Lumiére proyectaron por primera vez una película ante un gran número de gente. Fue en el Salón Indio del Gran Café de París y era el año 1895. Ese día el público pudo disfrutar por primera vez de algo inédito e inexistente hasta el momento: ver imágenes en movimiento en una pantalla. Se trató de una película de apenas un minuto en la que se veía a unos obreros salir de una fábrica de Lyon. El mundo no lo sabía pero estábamos ante el nacimiento de un nuevo género, la humanidad había creado el cine. Sin embargo, más allá de la fama y de la inmortalidad de sus creadores, hay historiadores, investigadores y estudiosos que creen que el séptimo arte nació antes de la fecha establecida y que lo inventó otra persona: el francés Louis Le Prince.
‘La escena del jardín de Roundhay’ (‘Roundhay Garden Scene’) es el nombre de la que -se supone- es en realidad la primera película de la historia o, al menos, la primera grabación que se tiene de imágenes en movimiento. Fue rodada por Le Prince en 1888 y tiene una duración de menos dos segundos. El inventor creó una lente de cámara que utilizó por primera vez el 14 de octubre de ese año, adelantándose así a Thomas Edison que empezó a patentar el kinetoscopio en 1891; o a los hermanos Lumiére, que realizaron su primera grabación en 1892. Pero aunque así fuera, Le Prince nunca pudo presentar públicamente su invento porque, dirigiéndose a Nueva York para dar a conocer el proyector, desapareció misteriosamente en el tren que unía Dijon con París, era el año 1890. Su cuerpo y su equipaje nunca fueron encontrados y eso dio lugar a numerosas y extrañas teorías. Su película, la primera, solo fue vista por su familia, por lo que se considera el acto de bienvenida de la llegada al mundo del séptimo arte el momento en el que los hermanos Lumière lo dan a conocer ante la sociedad parisina.
Tras el éxito de la primera película proyectada en París, Louis y Auguste Lumière abren en 1897 un teatro en la capital francesa para mostrar ahí sus nuevas creaciones y siguen investigando para obtener una fotografía en color. Y es que el color y el cine van de la mano casi desde sus orígenes pero, claro, nos encontramos a principios del siglo XX y esos efectos especiales se hacen entonces de forma manual, es decir, se coloreaban los fotogramas a mano, algo lento y costoso. Es en este momento donde juega un papel fundamental Walt Disney. El productor -que también nació un frío mes de diciembre, como el cine- sería quien en 1932 produciría el que es considerado el primer film a color de la historia: ‘Flowers and Trees’; una cinta que ganó el primer Premio Oscar al mejor cortometraje de animación.
Y es que hablar de Walt Disney es hablar de cine por excelencia. Creador de Micky Mouse, es conocido como “el padre de la fábrica de sueños”, es el hombre que ha ganado más Oscar (veintidós), sobre él recae la leyenda de haberse congelado minutos antes de morir con la intención de volver a la vida cuando la humanidad haya conseguido descubrir la cura para la enfermedad que padecía, cáncer de pulmón. Pero de entre todas las historias que envuelven al magnate, guionista, director, animador y productor americano, la que más me gusta es la que gira en torno a su nacimiento que fue en diciembre, sí, pero no en Chicago como nos quieren hacer creer, sino en Mojácar (Almería) y que nació con el nombre de José Guirao Zamora, ¡pero ya hablaremos en otra ocasión de esta historia! Hasta entonces, pueden disfrutar de algunas de las bonitas películas de Walt Disney y empezar a hacerlo, por qué no, por la primera que la compañía lanzó y que supuso el asentamiento de su gran legado: ‘Blancanieves y los siete enanitos’; que se estrenó, curiosamente, también un mes de diciembre (en el día 21) del año 1937.