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Cieza, hoy. Por donde vino se fue

Ayer leía en Twitter una secuencia de letras, palabras y frases que me parecieron la mar de bellas para arrancar este primer artículo del año. El Doctor Andoni Mendoza trabaja de Médico de Familia en la Sierra de Gredos y en su cuenta de Twitter (@andonimendoz) nos deja, de vez en cuando, algunas conversaciones con las personas más mayores de la zona. El pasado 30 de diciembre escribía: -Luciana, ¿por qué llora? -Ay, Doctor, nada, bueno, es que ayer se fueron mis hijos y nietos. -Ah, se queda sola para Nochevieja. -¿Nochevieja? ¿Cuándo es Nochevieja, doctor? Y sigo la ruta de mis pueblos en mi mañana de despedida de fin de año entre los que habitan en el olvido. Desgarrador ¿verdad? Sí, indudablemente. Rápidamente, tras unos minutos noqueado, pensé que somos privilegiados y no lo sabemos, o no queremos saberlo. Tristemente, hay muchas Lucianas en el mundo, nosotros quizás lo seamos, pero, por miedo o vete tú a saber qué, no transmitimos ese olvido, ese dolor al abandono y ese sillón vacío que en Nochebuena nos desgarró.

Se ha ido 2024, un año extraordinario para unos, como Ana, que, tras convivir con la ansiedad, consiguió su plaza o Rafa, a quien el tiempo le va a reconocer todo el que le quitó a su vida personal para luchar por el bien que tanto ama, la Semana Santa. Enhorabuena, por enésima vez, pregonero. También ha sido un año desastroso para otros, como todos aquellos ciezanos que amamos la lengua de Cervantes y que vimos como por la Feria un ilustre de los nuestros, caminante eterno del Paseo Ribereño y del Paseo de Pepe Lucas, Bartolomé Marcos, se nos iba al cielo de los justos. Y es que, querido lector, la vida es eso, es una de cal y otra de arena, es pegarnos el hostiazo padre para que luego venga la redención, quiero creer que es así y, si no lo es, pues mira, al menos vivo en Cieza, que eso ya implica tener un escudo antitodo. Antibajonas, antidepresiones y antiinutiles, que haberlos, haylos.

La vida nos enseña cada día que esto es un maremágnum de sucesos que no somos capaces de descifrar. Vivimos algo y, al instante, estamos deseando que venga lo siguiente, celebrarlo y a seguir. Antes los Reyes Magos no se anunciaban hasta que pasaba Nochevieja y, sin embargo, llevo una semana viendo Twitter inundado de pajes, baltasares, gaspares y melchores ¿qué será lo próximo? ¿Celebrar el Carnaval y la Semana Santa en diciembre por si se nos hace tarde? Camino llevamos. Fíjense, yo les invito a que miren, a que amen, quieran, besen, abracen, agradezcan y a que afronten la vida con calma, con reposo, con ganas de disfrutar el momento y de ver a quien les hace feliz y quien les hace bien, que, estoy seguro, lo tienen muy cerca de ustedes.

2024 nos habrá enseñado muchas cosas, no me cabe la menor duda. A mí me enseñó a mirar más a mi alrededor, a coger más la aplicación de notas del Iphone y a apuntar más cosas. Ahora quiero escribir mis propósitos de 2025, lo vi en Instagram y, la verdad, me dio envidia, pero ciertamente solo apuntaré mamarrachadas y tonterías varias como hacer más deporte, dormir más y dedicarme más tiempo a mí. Y quiero tiempo para mí para seguir mirando a mi alrededor y poder escribirles a ustedes. A veces me cuesta, porque, ¡joder! ¡Qué rápido va todo!pero, si miro, veo y, si veo, escribo. Seguiré mirando en las estaciones de tren para seguir percibiendo lágrimas en los ojos, abrazos eternos antes de coger el tren, ramos de flores que guardan amores de kilómetros y reencuentros familiares que me enseñan que la vida es eso y no otras cosas. Seguiré mirando en los asientos del tren para ver si vuelvo a ver a otro Pablo que, pese a su dos años, ya tiene un futuro marcado en otro país, total, la máxima preocupación de su madre era que Pablo aprendiera inglés para poder acostumbrarse a su nueva escuela en Abu Dabi. ¿Ven? Cada uno tiene sus preocupaciones y yo también tengo las mías, unas más claras que otras, pero, sin lugar a dudas, la máxima siempre será seguir viviendo al amparo del Santo Cristo del Consuelo y a la sombra de la Atalaya. Brindé por ustedes y seguiré brindando por todos los que como yo aman a su tierra, la proclaman, la lloran, la defienden y la honran. Por Cieza siempre.

P.D: Quedan 97 días para Semana Santa. Vayan preparando las túnicas que luego llegan las prisas.