En 1989 se publicaba la primera edición de ‘’España Oculta’’ el libro por antonomasia de la fotografía en España. Actualmente su precio en tiendas de segunda mano puede alcanzar los 500 euros, lo que nos hace imaginarnos su transcendencia y valía. Tal fue el éxito que cosechó que el año pasado, treinta y cinco años después de ver la luz la primera edición, volvió a reeditarse. En sus páginas interiores, Julio Caro Baroja señala: ‘’Como todos los grandes fotógrafos documentales, mientras sus ojos se lo han permitido, ha trabajado siempre en solitario, y así ha sabido encontrar en la fotografía un modo de ser, de estar en el mundo, un proyecto de vida. Solo responde ante sí misma del resultado de su trabajo (…) Su método de trabajo ha sido el del cazador, buscar siempre, saber esperar, observar sin cesar apretar el disparador y luego seleccionar’’. Julio habla de la FOTÓGRAFA DE ESPAÑA, Cristina García Rodero, pero, perfectamente, podría estar hablando del primer entrevistado de este nuevo año. Toda palabra sobra y todo piropo es irrazonable, porque todo término queda diminuto ante su grandeza, como persona y como fotógrafo. Cieza tiene en sus ojos a su mejor cronista, en su corazón a su más fiel amante y en su cámara a su mejor pintor y escultor. Él es Cieza y Cieza es su caparazón, su refugio y el puerto al que siempre arriar. De enero a diciembre, cada día del año, cada hora para ella, su amor más certero, su Cieza del alma, la que tantas veces ha retratado nuestro entrevistado de este mes, Fernando Galindo Tormo.
¿Qué niño fuiste?
-Se hace el silencio durante unos segundos- Bueno, me hacéis una pregunta muy genérica. A ver, todo hemos sido niños y hemos pasado por la experiencia de la vida, estando algunas veces acertado y otras veces no. La vida es una suerte. Primero por donde naces, por donde caes, en qué país en qué región y, luego, por los padres y hermanos que tienes. Todo eso forma a la persona y en este caso mío también al fotógrafo.
¿Le tienes miedo a la muerte?
La verdad es que me lo estoy planteando ahora. No le tengo miedo, pero sí respeto porque no sé qué va a pasar después. Intento profundizar en el disfrute de las cosas de la vida, de la familia, los hijos, los amigos, los hobbies etc… Disfrutarlo como si todo esto se terminara al día siguiente. Creo que, al igual que caemos al nacer, la muerte es algo igual, salvo que haya otra vida espiritual, que creo que la debe de haber.
¿Cuándo descubriste que había un fotógrafo en ti?
Cuando empiezas una cosa no sabes en qué va a terminar. Yo empecé con 15 años a hacer fotos, pero porque en casa había una máquina fotográfica, a la cual le tengo mucho cariño, -la muestra el entrevistado-. No todo el mundo tenía máquinas de fotos. Pienso que la mejor manera de grabar imágenes, vivencias y experiencias de la vida es a través de la fotografía, sobre todo los que no tenemos una memoria prodigiosa, al final, tenemos que recurrir a las fotos.
¿Qué recuerdos tienes de tu etapa de profesor?
Muy buenos. Yo soy ingeniero técnico metalúrgico y mi ilusión y mi idea era impartir trabajos en los altos hornos, pero, por casualidades de la vida, pude entrar en el IES Diego Tortosa a dar clase y me especialicé en dibujo técnico. Yo he sido feliz con la materia que elegí y he disfrutado dando clase. Pero llegó un momento en el que necesitaba espiritualmente algo que me enriqueciera interiormente. Ahí fue cuando descubrí la fotografía.
¿Cieza es y está bonica?
Cieza es bonica, lo que pasa es que no la cuidamos y la culpa la tenemos todos, tanto los ciudadanos como los que nos dirigen. Queremos que Cieza sea turística, pero, desgraciadamente, Cieza no tiene condiciones para recibir a esos turistas. No se ha invertido en el turismo como se tenía que invertir. Hay que empezar por limpiar Cieza y seguir porque cuando venga un turista pueda aparcar, por citar algunas de tantas cosas. Me duele en el alma que yo me sacrifique por mi Cieza para que salga en los medios de comunicación para que luego, cuando venga la gente, se encuentren con los problemas que hay, que siguen sin resolverse.
¿Qué es para ti la vida?
La vida es un regalo que nos ha dado Dios. Es algo que no sabemos valorar ni apreciar, y esto lo digo porque hay personas que no se cuidan físicamente para vivirla bien. La vida es como una lotería, si caes en un buen sitio y tienes la suerte de formarte, prepararte y estar acompañado, ahí ya has ganado mucho. La vida tiene sentido cuando vemos las cosas maravillosas que tiene; la familia, el beso de un hijo, de un nieto, el de tu mujer o la amistad. Eso es lo que llena a la persona humana, lo que me llena a mí, no otras cosas superfluas como vicios o drogas. No entiendo como algunas personas pierden la vida viviendo.
¿Estás contento por cómo te ha tratado?
Pues sí, puedo decir que soy un afortunado, primero por caer en la familia que he caído y segundo por tener la suerte de recibir la educación que he recibido, porque en mi época no todo el mundo estudiaba. Soy un afortunado de tener unos padres trabajadores que me han dado un bienestar. Estoy contento, no del todo, porque la felicidad completa no está, pero uno intenta ser feliz, en mi caso, con las fotos, mis paseos por el ribereño o por mi pueblo, Cieza.
¿A quién le estás agradecido?
Principalmente a mis padres y a mis profesores. Además de mis padres, que son los que me han dado la ida, creo que los profesores han influido mucho en mí porque son los que me han dado la cultura, teniendo la suerte de ser lo que soy gracias a ellos, pero, desgraciadamente, no se valora la labor del profesorado. Por supuesto, también estoy agradecido a los médicos y a los enfermeros, que son quienes me han cuidado cuando he tenido alguna enfermedad. Siempre he dicho que la profesión más importante es la Medicina y, después, la docencia, que son quienes nos enseñan, nos educan y nos forman.
Fernando, hoy traes entre tus manos algo que tiene muchísimo valor para ti, tú primera cámara. Háblanos de ella.
Hoy la verdad es que me hacía especial ilusión que me acompañara a esta entrevista la primera cámara que tuve, la cual guardo como algo transcendental para mí. Es una retina, retinete Kodack de fuelle, que compró mi familia en los sesenta. Esta cámara me ha servido para, en mis viajes, llevármela y tener una gran cantidad de negativos de esos viajes. En resumen, la guardo como oro en paño por su alto valor emocional para mí.
Alguna vez se ha dicho que los turistas venían buscando el colorido que tú reflejabas en tus fotos y se les tenía que explicar que no existía como tal, con la consiguiente desilusión y enfado de los turistas. Dicho esto: ¿Consideras que tus fotos son reales?
Vamos a ver, todo el que hace fotografía sabe que, cuando hace una fotografía, esta no sale igual que lo que estamos viendo. Eso es lo primero, después, hay que tener en cuenta el procesamiento. Yo hago las fotos como quisiera verlas, igual que el pintor pinta un paisaje y lo cambia, lo hace como él lo siente, yo veo un paisaje y lo veo con luz y color. Yo, no me escondo, estoy muy influenciado por el pintor Pepe Lucas, mi amigo. Me gusta la luz, me gusta el color y no me gusta nada la oscuridad, las sombras, los grises etc… Yo la vida la veo en color y en positivo, trasladando esto a mi fotografía. Me gusta saturarlas, darle luz y pintar el paisaje y embellecerlo. Respecto a FLORACIÓN, no es lo mismo hacer una foto a las doce del mediodía, que tienes el sol encima, que en un día gris. Muchas de mis fotos tienen luz y color, porque están hechas a las primeras horas de la salida del sol y a la puesta del sol. Esas son las horas ideales para hacer fotografía, más que nada por la incidencia lateral del sol sobre los frutales, iluminándolos y encendiéndolos, pero es que he dedicado toda mi vida a levantarme a las seis o siete de la mañana para en el sitio a la hora oportuna. En conclusión, me gusta pintar las fotos, me gusta revelarlas y me gusta procesarlas.
¿Cuál es el mayor defecto que tiene Fernando Galindo?
Soy muy nervioso, los nervios, a veces, pueden conmigo, es una herencia que he tenido de mi madre, a la que quería mucho.
Floración, el otoño en Cieza. ¿Cuál será la siguiente iniciativa de Fernando Galindo?
Ahora mismo estoy centrado y me divierte hacer retratos de personas, especialmente en bodas. El retrato es el espejo del alma y cuando veo a una persona a primera vista ya sé como es. Tengo medio millón de fotos de personas y un libro de 800 personas fotografiadas, el cual he hecho por internet, además de otro libro de 300 personas con mascarilla de la época de la pandemia.
¿Qué va a pasar con tu archivo fotográfico, Fernando?
Buena pregunta. No quiero hacer como otros fotógrafos de Cieza que sus archivos los han tirado a la basura. Es una pena que se pierda un millón de fotos, treinta mil diapositivas y treinta mil fotos de papel de toda la vida, para ello he hecho gestiones con el Museo Histórico Artístico de la Región de Murcia, que creo que es donde debe estar, pero, por amplitud de mi archivo, veo difícil que se puedan guardar ahí, por lo que ahora estoy intentando entablar negociaciones con los responsables políticos para llegar a un acuerdo para tener un lugar o crear una fundación donde todo el mundo pueda acceder a la historia de Cieza a través de mis fotografías. No quisiera que todo mi trabajo se perdiera, y ya se lo he advertido a mi familia. Siendo sincero, no conozco otro fotógrafo que se haya dedicado al retrato humano como lo he hecho yo.
Por último, ¿qué esperas de la vida?
Espero lo que espera todo el mundo, la felicidad. Que siga la salud, la amistad, el cariño y el afecto de las personas y amigos. Da mucho gusto ir por la calle y que los niños me reconozcan y me pidan autógrafos, como me pasó hace una semana con un grupo de alumnos del Antonio Buitrago. La vida pasa muy rápida.