Al amparo de las autoridades, los hermanos de la hermandad y del público asistente, Cristóbal Herrera comienza su intervención encomendándose al Santo: “San Bartolomé, patrón, alumbra mi entendimiento para que mi intervención en este pregón la haga con conocimiento. Que hable yo para tu honra y bien como buen murciano pues la emoción me desborda sabiendo ya de antemano, que en invierno y en verano, tú sudas la gota gorda por defender a los ciezanos.”
Una retahíla de anécdotas se agolpa cuando el pregonero comienza su discurso ante el ambón de la Asunción. Inicia las palabras evocando el recuerdo de un huertano que relata su comienzo de feria. La procesión del ‘chiquitico’, la feria de las bestias, la corrida de toros, las turroneras… El posible huertano de una Cieza antaña envuelve el pregón; ata todas las ferias habidas. “La escena que he representado probablemente sería bastante habitual hace años, los tiempos han evolucionado, ya, nadie vive en el campo, aunque como intentaré demostrar en este pregón, la relación con nuestro Patrón, la esencia, el alma de nuestra feria no ha cambiado, sigue siendo la misma de antaño”, explica Cristóbal Herrera.
Como anuncia el pregonero en la ‘Relación y Descripción de la villa de Cieza’ mandada realizar por Felipe II en 1.579, conservada en la Basílica del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en su capítulo 40 dice entre otras cosas “y el Patrón de esta villa es el glorioso San Bartolomé, que habiendo tempestades se saca a su imagen en andas y se ha visto cesar dichas tempestades mediante su intersección”, lo que demuestra que San Bartolomé era patrono de Cieza mucho tiempo antes, quizás desde la ocupación cristiana de nuestro enclave actual. “Los ciezanos podemos y debemos presumir de tener uno de los patronos más antiguos de España y de los que más devoción ha tenido a lo largo de más de VI siglos, cuál sería el fervor popular por nuestro Patrón, que el 9 de diciembre de 1.541, el emperador Carlos V oro en la Ermita de San Bartolomé y pernoctó en nuestro pueblo.”
Los más de 5 siglos de historia del camino que recorre el Patrón con la villa de Cieza vuelven a revivir en las palabras del pregonero. Seguidamente, Cristóbal Herrera aúna los hechos con su vivencia: “Mi primera toma de contacto con el Patrón fue precisamente en la feria, era un crío, vivía en la calle Cánovas del Castillo y me despertó un 24 de agosto la procesión, salí a la calle sorprendido, jamás lo había visto, y ahí estaba un santo chiquitico, negruzo, no llevaba ni música, solo recuerdo el trono y una carreta y lo seguí hasta la esquina, enseguida tuve que dar la vuelta porque la chacha Paca estaba chillando, llamándome para que no me perdiera. Y desde entonces mi relación con el Patrón ha sido ininterrumpida de una manera o de otra.”
Durante su relato, el pregonero trata de alimentar los recuerdos de todos los presentes, incluso relatando los suyos, para llegar al significado inalterable que sigue persistiendo, año tras año. “Y… fijaos el pueblo tan sorprendente que tenemos, que…con tantos siglos de feria a las espaldas, no ha cambiado nada, ha evolucionado, eso sí, pero la esencia, la forma, lo básico en cualquier fiesta, sigue siendo lo mismo. La vivencia de aquellos zagales y aquel hombre de campo que comenzaba y terminará este pregón, lo que ellos vivieron, las lágrimas en los ojos volviendo a casa, es lo mismo que han vivido tantas generaciones de jóvenes”.
El Tío de la Pita, el traslado, la misa y el culto al Patrón, el castillo de fuegos artificiales, los toros, los carruseles, el espectáculo y, sobretodo, las ganas del pueblo de vivir su feria. “Probad estos días a salir a la calle, participar en la feria, vivirla en armonía y habremos conseguido ser los mejores pregoneros de nuestra fiesta.”
