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María José Santos: «Necesitamos que la gente nos entienda y nos ayude»

CLR

En Juan 11:1-44, Marta y María lloran la muerte de su hermano. Jesucristo, tras escuchar sus súplicas, resucita a Lázaro. Hoy, Marta y María, son las familias y pacientes que suplican a los médicos por su vida. Hoy el sector sanitario está herido, pero, de la nada, sacan fuerzas para evitar más muertes en esta pandemia. Ellos son nuestro aliento de vida, un aliento que en marzo era una bocanada de aire y hoy apenas es una brisa marinera.

Tres olas hasta el momento hacen que los sanitarios sean la mano de la que nunca soltarse. Hoy queremos conocer a una de esas manos. Nuestra entrevistada desempeña su labor en el Centro de Salud de Jumilla, siendo Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Ella, como tantos otros sanitarios, se alza brillando intensamente como el faro en la noche. Hoy nuestro faro es María José Santos, una ciezana en primera línea contra la COVID-19.

¿Hay algo del PROYECTO KÜRMI* de las Ánimas que ahora está cobrando especial relevancia para ti?

Hace trece años viajé a Bolivia para colaborar en el Proyecto Kürmi donde se atiende a niños de la calle con el fin de evitar el abandono escolar en las zonas marginales de El Alto. Lo que más me llamó la atención fue comprobar lo felices que eran teniendo tan poco. Este hecho es, quizás, lo que hoy cobra más relevancia para mí. Saber que estamos viviendo una vida lujosa por el mero hecho de estar vivos y tener salud.

En el ámbito profesional, ¿Qué es lo que más te ha impactado de esta pandemia?

Durante toda mi carrera profesional son muchas las ocasiones en que las he visto morir a pacientes en su domicilio, acompañando en el duelo a sus familiares y comunicado diagnósticos tan nefastos como el cáncer. Pero el seguimiento diario de familias completas contagiadas por Covid, muchos de ellos graves, ingresados en UCI y donde uno o más miembros han fallecido sin poderlos velar o acompañar, ha sido y sigue siendo uno de los episodios más duros a los que como profesional me he tenido que enfrentar. Te deja muy tocada emocionalmente.

¿Dónde han quedado los aplausos de las ocho de la tarde? ¿No crees que aquello era una pantomima?

Recuerdo el primer día en el que oí el aplauso. Era sábado y me encontraba agobiada por todo lo que se me venía encima. Miedo al contagio, falta de EPIs, un cambio drástico en la forma de trabajar. Sentía terror. Cuando escuché el aplauso me emocioné y pensé que había que tirar hacia adelante porque la sociedad nos necesitaba. Pero conforme pasaban las semanas tuve claro que en cuanto mejoraran los datos y se fueran relajando las medidas restrictivas y el confinamiento, todo quedaría en el olvido. Y así fue, y es. La atención primaria, en general, y los médicos, en particular, somos la diana del enfado de una parte de la población que le cuesta entender que en la situación actual la atención médica no puede ser como lo era previa a la pandemia. Aún así, desde mi centro de salud no hemos dejado de atender a nuestros pacientes, tanto de forma presencial como telefónica. Somos los primeros que queremos y necesitamos nuestra consulta de siempre, ver a nuestros abuelos, a nuestros pacientes crónicos, nuestras visitas a domicilio. Necesitamos que la gente nos entienda y nos ayude.

¿Cuál es el protocolo a seguir cuando llega un sospechoso de ser positivo en COVID-19?

El paciente con síntomas compatibles por COVID suele solicitar cita a través de internet bajo el concepto de “sospecha COVID”. Esta cita aparece directamente en la agenda de su médico quien a través de una llamada telefónica valora los síntomas. Si son compatibles con infección por COVID se cita al paciente para realizarle de forma inmediata un test de antígenos. Estos resultados están disponibles en unos quince minutos. Si el paciente es positivo, se indica aislamiento, seguimiento diario telefónico de la evolución de los síntomas y se realiza un rastreo de sus contactos estrechos. Otras veces el paciente acude directamente al centro de salud y tras realizar un triaje, si presenta síntomas compatibles con infección por COVID, se deriva a la zona reservada para ser atendido por un médico, ataviado con EPI, quien lo valora y solicita el test de antígenos.

Durante esta crisis sanitaria las residencias han sido el escenario más afectado en número de contagios y fallecidos. ¿Qué papel ha jugado la Atención Primaria en este sentido?

Al poco de iniciarse la pandemia se organizaron a nivel regional equipos médicos que actuaban, y siguen haciéndolo, en las residencias tras detectarse un brote. Por ello, en este aspecto, la atención primaria no se ha sobrecargado.

La tercera ola ha golpeado de lleno a la Región de Murcia, ¿se ha hecho algo mal para que estemos a fecha de hoy en una de las tasas de incidencia acumulada más altas del país? ¿Se podía haber evitado esta tercera ola?

El famoso “salvemos la Navidad” nunca debería haber existido. Se relajaron las medidas restrictivas a pesar de los llamamientos por parte de los epidemiólogos y de los expertos sanitarios de la llegada de una tercera ola. Espero no tener que oír un nuevo “salvemos” hasta que la incidencia, el número de contagios y la presión hospitalaria así lo indiquen.

¿Realmente es el hombre un lobo para el hombre, tal y como aseveraba Plauto?

Necesito y quiero pensar que el hombre es bueno por naturaleza, tal como afirmaba Jean-Jaques Rousseau, y que solo la ignorancia es la causante del comportamiento poco solidario que hemos visto y seguimos viendo en una parte de la población.

¿Cuentan actualmente los sanitarios con todos los medios materiales y personales para combatir esta pandemia?

La falta de personal es lo más acuciante. En mi centro de salud hemos estado, y seguimos estando, con varias bajas médicas de compañeros sin cubrir desde el inicio de la pandemia. Esto hace que al trabajo de atender una agenda repleta de sospechas COVID, resultados PCR, citas urgentes presenciales o presenciales no urgentes, citas telefónicas y el seguimiento diario de los pacientes positivos COVID, haya que sumar las agendas de los médicos ausentes, por lo que el trabajo se triplica. Nos sentimos agotados tanto mental como físicamente. Nos va a costar recuperarnos.

¿Cómo llevas eso de pasar consulta telefónicamente?

La consulta telefónica está permitiendo evitar exponer a los pacientes al contagio en el centro de salud, y al personal sanitario poder filtrar las consultas urgentes que deben ser valoradas de forma presencial. Así como poder solucionar muchos trámites y demandas de pacientes que antes llenaban las salas de espera. A pesar de esto, resultan realmente agotadoras por el sobreesfuerzo que supone orientar, diagnosticar o tratar solo mediante la escucha. Hay días en los que se llegan a acumular hasta ochenta llamadas telefónicas. Los médicos de atención primaria necesitamos ver, explorar y mirar a los ojos a nuestros pacientes. Así es como nos sentimos realizados, pues es para lo que nos hemos formado.

Crece la preocupación por casos graves de otras enfermedades que no están siendo atendidas a tiempo. ¿Qué está pasando?

En mi opinión, el colapso sanitario y la falta de personal son puntos clave. Al igual que las barreras burocráticas y administrativas para poder acceder a la atención especializada por parte de los pacientes que están en seguimiento crónico.

Por último, ¿consideras que esta pandemia mundial pondrá a los sanitarios y al sistema sanitario en el lugar que se merece, o todo seguirá igual?

Los sanitarios queremos hacer nuestro trabajo con el respeto que nos merecemos y la puesta en marcha de políticas sanitarias que dignifiquen nuestra profesión. Tengo la esperanza de que todo este esfuerzo se vea, de un modo u otro, recompensado por el bien de nuestro sistema sanitario que es modelo a seguir por el resto de países.

*El Proyecto Kürmi es un ambicioso proyecto que llevaba a cabo el sacerdote murciano José Fuentes en la Parroquia de San José Obrero de Cieza. Su misión fundamental es tratar la problemática de los niños de la calle en El Alto (Bolivia) de 900.000 habitantes. En 2007 el proyecto acogía a 100 niños de Educación Primaria con edades comprendidas entre los 6 y los 13 años. Desde 2003 la Cofradía de Ánimas viene implicándose activamente en este proyecto de caridad.