El tiempo - Tutiempo.net
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¿El tiempo está loco?

¿O es el clima? ¡Cuidado, no confundamos! ¡Que luego nos hacemos negacionistas!

Porque cuando alguien niega el cambio climático (repito, “climático”) suele hacerlo aludiendo al frío que hace en invierno, o a las lluvias que caen con furia fuera de temporada, asegurando así que el cambio climático, el calentamiento global, no existe, porque llueve o hace frío.

Lo primero que se enseña a los niños y las niñas cuando se aborda la climatología es la diferencia entre tiempo y clima. El tiempo no es ni más ni menos que el estado de la atmósfera en un momento dado o en un corto lapso de tiempo. Si decimos que el tiempo está lluvioso significa, lisa y llanamente, que ahora está lloviendo o que hace poco ha llovido y sigue lloviendo, y que es alta la probabilidad de que llueva dentro de unas horas o unos pocos días. El clima, sin embargo, es la sucesión en un periodo de una año de los diversos tiempos que, observados a lo largo de décadas, presentan un patrón definido a base de unas temperaturas medias, unas precipitaciones medias y su sucesión y ordenación a lo largo de los meses y de las estaciones del año. Así, porque hoy llueva no podemos decir que el clima de Cieza sea húmedo. Pero si lloviese durante muchos días al año y en cantidad apreciable según patrones estacionales que se repiten a lo largo de años, décadas y siglos, entonces sí podríamos decir que en Cieza tenemos un clima húmedo.

Cuatro cuartos de lo mismo sucede con las temperaturas. Porque un día haga calor no podemos decir que Cieza tenga un clima cálido. Tampoco será frío porque un día de invierno tengamos temperaturas bajo cero. Lo que importa son las medias mensuales y su sucesión y distribución a lo largo del año, de las décadas y de los siglos.

Pues eso: para negar o afirmar el cambio climático debemos conocer previamente el clima de una localidad o zona. Desde luego los negacionistas tienen poco conocimiento sobre el tema: no hay más que echar un vistazo a sus argumentaciones sobre la cuestión para darse cuenta de la poca base científica que tienen. Tampoco la opinión pública diferencia mucho entre tiempo y clima. Pero la sabiduría popular, en especial la de los más mayores, puede darnos una idea muy fiel de lo que está pasando.

Y los más mayores del pueblo dicen que no recuerdan inviernos tan cálidos como los que vivimos últimamente. Ni veranos tan tórridos. También dicen, ellos que han visto muchos, que los otoños y las primaveras se han ido, que pasamos casi directamente del invierno (eso sí, muy flojo) al verano. Igualmente afirman que llueve bastante menos, a pesar de que llevamos unos años aquí, en el sudeste español, en los que no nos podemos quejar, ya que estamos recibiendo más lluvias que algunas zonas tradicionalmente más húmedas del norte. Incluso nuestros agricultores aprovechan estos inviernos más templados para ir plantando nuevas variedades más tempranas de sus cultivos, como es el caso de los melocotones. Como dicen quienes saben, los agostos, los melocotones de antaño cuyo nombre proviene del mes en el que se cosechaban, son los más sabrosos. Pero con el clima tan cambiado que tenemos, hasta en julio (y quizás antes) se podrían recoger ahora.

Para quienes somos (y sobre todo son) más jóvenes nuestra memoria climática es más limitada, en parte por nuestra menor edad y también porque nuestro contacto con la naturaleza ha sido mucho más escaso, por lo que hemos interiorizado menos sus cambios estacionales. Sin embargo tenemos los datos, datos pacientemente recogidos e interpretados por expertos a lo largo ya de siglos y que son claros y evidentes: el clima ya ha cambiado y el cambio va a más. Y a peor. Las consecuencias de este cambio las vemos constantemente en forma de riadas y lluvias torrenciales, sequías espantosas, tornados y huracanes, inviernos cálidos y secos y veranos insoportablemente tórridos, que tienen consecuencias catastróficas sobre nuestra producción de alimentos, sobre nuestra salud y sobre nuestras infraestructuras. Y no porque una semana llueva mucho u otra haga mucho calor podemos extrapolar los datos, o por decirlo más llanamente arrimar el ascua a nuestra sardina, para afirmar, y sobre todo negar, el cambio climático.

Que también sufrimos y sufriremos aquí, en Cieza. Y si no preguntad a los abuelos. A los ancianos. Os dirán que el tiempo está loco (lo que en su caso significa que el clima ha cambiado, y no para bien).