La Semana Santa de Cieza llegaba a uno de los días más completos de su semana de pasión. Abría la intensa jornada de procesiones la del Penitente recorriendo el centro de la localidad y en la que se podían ver pasos con La Sentencia, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Encuentro de Jesús y María en la Calle de la Amargura, La Caída, Santa Verónica, Jesús en el Calvario, Santísimo Cristo de la Expiración, La Lanzada, Santa María Magdalena, Santísimo Cristo del Consuelo y Santísima Virgen de los Dolores.

Los orígenes de la Procesión del Penitente no están claros. Es probable que, como la General, surgiera en torno a los Pasos de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad, que, como consta en la petición de constituciones de sus respectivas Cofradías en 1690, ya procesionaban Viernes Santo desde tiempo atrás, aunque en el seno de la Cofradía de la Sangre. También lo es que los nazarenos que participan en ella en la segunda mitad del siglo XIX y que cargaban pesados objetos (cruces, piedras, cadenas....) fueran una reminiscencia del Via Crucis que tenía lugar antes de la Procesión, en la madrugada, y que comenzaran a participar como penitentes a la Procesión cuando el Via Crucis hubiese dejado de practicarse, posiblemente en torno a mediados de ese siglo.