Vive los días previos al 3 de mayo con un especial sentimiento en su interior. Ama al Santo Cristo. Vive junto a él desde niño y junto a él quiere seguir viviendo.

¿De dónde viene tu relación con el Santo Cristo?

Viene de muy atrás, de la niñez. Lo he vivido en casa. Mi abuelo, mi padre…. Era algo que me gustaba, ¡La Semana Santa es que me encantaba! y la he vivido de muy cerca. Mi ilusión era hacerme mayor, mayor, grande, para salir de andero.

¿Cuándo llega ese momento?

Empecé a salir dos años con San pedro. Mi padre salía con el Cristo pero, por desgracia enfermó y se tuvo que retirar. Antes de retirarse me dijo “la túnica del Santo Cristo es una tradición, la ha llevado tu abuelo, tu bisabuelo y yo, ahora te toca a ti.”, entonces pasé al Santo cristo. Estoy saliendo desde los 16, 17 años con esta cofradía ¡Muchos años!

Tu abuelo, tu padre, tú… ¿Ha seguido la tradición en tu familia?

Sí, he dejado herencia. He dejado a mi hijo. A él le ha pasado igual que a mí, que lo ha vivido desde “pequeñico”.

Mi mujer con 5 o 6 años le hizo la túnica. Me decía, “A ver papa, deja que me mida contigo para ver cuánto me queda para salir”. Y ya cuando llegaba a vara empezó a ser andero.

¿Y qué sientes cuando lo ves en la vara?

Mucha satisfacción y mucho orgullo de ver que la saga sigue para adelante, que he dejado una descendencia.

¿Cómo llegas a convertirte en el ermitaño de la Ermita del Santo Cristo?

Más que convertirme, me han convertido.

Antes, cuando la Ermita era parroquia y yo era “muchachete” podías subir a todas horas y estaba abierto.¿Qué es lo que pasa? Que los tiempos han cambiado y ahora, cuando las hermanas abrían había desperfectos. Han roto puertas, han roto el cepillo… Así que se optó por cerrar y solo abrir antes de misa.

¿Entonces?

Tú sabes que la gente le tiene mucha devoción al Santo Cristo y, siempre que subían se encontraban la puerta cerrada y se quejaban y se quejaban. La poca fe que había se estaba perdiendo, entonces la hermandad buscó a una persona que pudiera estar al tanto de esto.

Me lo propusieron y probé. Al principio me costó un “poquico”, pero ahora me encuentro a gusto y contento.

¿Por qué te costó al principio?

Me costó porque, ¡Claro! Dentro de un horario tú ya sabes que estás aquí y ciertas cosas las tienes que dejar, pero en fin, lo he dicho y lo digo: yo me encuentro a gusto.

¿Las horas de soledad se hacen muy largas?

Hay días que sí que se hacen un poco largas, sobre todo en invierno. Cuando hace frío la gente sube menos, cuando hay lluvia también. Hay días que sí se hacen largos, pero otros se pasan “volaos”.

He hecho muchos amigos, sube uno, hablamos, y así.

¿Ha cambiado tu fe desde que estás aquí?

No, yo sigo igual, sigo siendo el mismo. Para nada ha cambiado.

¿Cómo vives los días previos al 3 de mayo?

Lo vivo… (duda) Pienso: Puedes decir que las vacaciones ya se han terminado (ríe). Y me digo, “Pascual, ya te queda poco, ¡para arriba!”

Estos días voy viniendo a la ermita a programar las luces, limpiar alguna cosa. Dejarlo todo a punto para el día 3.

¿En qué consiste tu trabajo como ermitaño?

Hay un horario de apertura y yo realizo una vigilancia tanto interior como exterior. Hay también gente que viene con ramos de flores, yo se las cojo, las subo al camarín, miro las que están marchitas, las tiro…

Ahora también tenemos aquí un carro con recuerdos del Santo Cristo, también me encargo de atender a la gente que quiere esos recuerdos.

Luego hay gente que viene preguntando por horarios de misa, por las velas, y cosas así.

Dime un recuerdo que guardes con alegría de la ermita

¿Recuerdo? Puf… La verdad que si a mí me llegan a decir antes que algún día estaría de ermitaño del Santo Cristo, hubiera constado: ¡Mentira!

Y ahora, cuando doy mis vueltas por fuera pienso, “fíjate, ahora llevo una llave, salgo… entro…”

Se podría decir que tienes la relación más profunda con el Santo Cristo

Sí, se podría decir que ahora la persona que más tiempo pasa con él soy yo. El que tiene más intimidad.

Yo también hago mis rezos y hago mis oraciones, y también le pido, así que se podría decir que sí.

¿Cómo te sientes al convertirte en un personaje reconocido de Cieza?

Me siento contento y orgulloso de desempeñar ese cargo de ermitaño hacia una imagen muy venerada por el pueblo de Cieza.

La gente te dice “ermitaño”

¡Anda claro!, y aparte de ermitaño me han puesto…. ¡Tengo un currículum! De ermitaño a campanero, guardia, conserje…¡Me han dicho de todo! Es que también toco las campanas para misa, cuando hay algún acto… Soy de todo. Tú has vivido toda tu vida cerca del Santo Cristo,

¿Crees que ha cambiado la fe de la gente? ¿Hay menos devoción al Santo Cristo?

Ha cambiado, pero a más fe. Veo a la gente con más devoción que antes.

¿Y los jóvenes?

(Duda) Hay una minoría. Pero también hay muchos jóvenes con mucha fe. Veo subir a muchos jóvenes pero viene más gente mayor. Hay una minoría de jóvenes pero también son importantes.

Por tus problemas de salud no puedes cargar al Cristo,¿Cómo vives ahora la Semana Santa?

Llevo ya 5 años sin salir y los dos primeros años me costó mucho pero ya me voy acostumbrarlo a verlo pasar. Ten en cuenta que yo empecé a cargarme con 16 o 17 años y estuve hasta los 45 más o menos.

Soy una persona a la que le ha costado ver las procesiones sentado, no me acostumbraba. Cuando veía pasar al Santo Cristo me emocionaba ¡No me da vergüenza decirlo! Acepto mi realidad, es lo que hay, es lo que tengo.

¿Qué le pides al Santo Cristo?

Salud para todo el mundo y trabajo para todo el mundo, porque es muy importante y se necesita.