Era domingo y los aldeanos se encontraban en misa: inconscientes del peligro que arribaba por el puente. En el asalto, algunos vecinos murieron, pero la mayoría fueron hechos rehenes por el rey Abul-l-Hassán y trasladados hasta una fortaleza de la Alhambra granadina. Allí permanecieron hasta que acabaron las inserciones andalusíes al Reino de Murcia.
Medio millar de personas escenificaron el relato, mientras, el abundante público se hacía partícipe de la historia. Tras la lucha cuenta la leyenda en el puente, las tropas del rey moro ascendieron por la antigua muralla hasta alcanzar la ermita de San Bartolomé, donde terminaron la toma de la ciudad.